Un hombre electrizándose con un árbol, unas gafas de tres lentes, un jardín con unas plantas que parecen haber aterrizado desde otro mundo… La fotografía de Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955), el artista cuyo nombre se repite como un mantra al hablar de fotografía española, parece querer decirnos que todo podría ser de otra manera, de cualquier otra manera. Son simbólicas, surrealistas, paradójicas, impactantes… Pero este artista no se dedica íntegramente a fotografiar, se ha interesado por muchas actividades afines: Es profesor (en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona), crítico, ensayista, editor y comisario. Entre sus iniciativas destacan la fundación de Photovision, la cofundación de la Primavera Fotográfica de Barcelona o la dirección artística del Festival Internacional de Fotograma de Arles (Francia). El pasado 14 de abril presentó su nuevo libro, La fotografí@ después de la fotografía, una exploración del nuevo entorno fotográfico digital donde el autor afirma que “hoy el mundo de las imágenes prevalece sobre las imágenes del mundo”.
Su trabajo es muy libre y original. ¿Cree que esto está relacionado con la educación que recibió? La educación es una forma de moldear espíritus y supongo que la que yo recibí me ha influido en todos los sentidos, no sólo en mi trabajo de creación.
Algunos dicen que sus fotografías están influidas por el Surrealismo, el Dadaísmo e incluso el arte conceptual. ¿Está de acuerdo? ¿Se clasifica en alguna corriente artística? Sí, estoy de acuerdo. Soy muy permeable a diferentes tendencias del arte reciente, me interesan sobre todo las utopías de libertad de las vanguardias. Me doy cuenta de que desarrollo un programa afín a otros creadores pero la verdad es que no sabría cómo clasificarlo.
¿Con qué otra faceta artística emparejaría usted su visión de la fotografía? In extenso la fotografía tiene relación con la literatura, con la música, con las artes de la escena, con todo… Para mí la grandeza de la fotografía es justamente esa capacidad para entablar diálogos con cualquier disciplina.
¿Qué intención tiene al hacer sus fotografías (criticar, entretener…)? Entiendo la fotografía como un lenguaje y como tal se adapta a cualquier necesidad de comunicación humana. Al igual que con las palabras, uso las fotografías como un acto de expresión, o de memoria, o lúdico, o de experimentación, etc. Dependerá de cada proyecto y de cómo la fotografía desempeña una determinada función. Lo que más me atrae es considerar que toda fotografía es una trampa de seducción para, acto seguido, intentar desmantelar sus artimañas.
A la hora de hacer un retrato, ¿cómo crea la mejor atmósfera para que su modelo se sienta cómodo? Me considero un mal retratista, pero tampoco presto gran atención a los “géneros” tradicionales. Como mal retratista diría que no hago ningún esfuerzo para que el modelo se sienta cómodo, los grandes retratos proceden de modelos incómodos.
¿Por qué ha querido retratar a Toni Cumella, qué le aporta como modelo y como fotógrafo? Toni es un buen amigo y tiene muchas cualidades personales. Como modelo me ha aportado un pretexto para pasar juntos un rato agradable. Como fotógrafo demuestra una poética de la luz y del espacio muy sensible.
De todos los retratos que ha visto en su vida ¿cuáles le han dejado huella o impresionado más? Hace unos meses visité Auschwitz. En un pabellón estaban los retratos de miles de personas que fueron asesinadas allí. Casi como una acumulación de Boltanski. Era realmente sobrecogedor.
¿Se puede hacer un retrato de una persona sin que aparezca ésta en la foto? A los fotógrafos nos gusta decir que hay algo de nuestro retrato en cada obra que hacemos. Recuerdo un poema magistral de Borges que lo expresa muy bien:
La Suma
Ante la cal de una pared que nada
nos veda imaginar como infinita
un hombre se ha sentado y premedita
trazar con rigurosa pincelada
en la blanca pared el mundo entero:
puertas, balanzas, tártaros, jacintos,
ángeles, bibliotecas, laberintos,
anclas, Uxmal, el infinito, el cero.
Puebla de formas la pared. La suerte,
que de curiosos dones no es avara,
le permite dar fin a su porfía.
En el preciso instante de la muerte
descubre que esa vasta algarabía
de líneas es la imagen de su cara.
Jorge Luis Borges
Los Conjurados, Alianza Editorial, Madrid, 1985
Foto: Joan Fontcuberta por Toni Cumella
Toni Cumella
Esculpir fotografías
La fotografía de Toni Cumella (Granollers, 1951) no se imprime en papel, se imprime en cerámica. Impreso en los genes tiene este Premio Nacional de Artesanía el talento para la alfarería: su padre ya la trabajó, tan bien que se ganó un prestigio internacional. De él, Toni Cumella heredó la empresa Cerámica Cumella, que dirige. Ha trabajado en proyectos futuristas, como Villa Nurbs, del arquitecto Enric Ruiz-Geli, o en la rehabilitación de edificios históricos de la capital catalana como el Parc Güell, el Hospital de Sant Pau, el Palau de la Música Catalana, La Farinera, La Ricarda y Can Garí.
¿De qué forma se trabaja la fotocerámica? Yo he trabajado repescando procedimientos del siglo XIX y utilizando procedimientos digitales actuales, cada uno tiene su propio lenguaje estético.
¿Qué le aporta la cerámica a la fotografía? ¿Perdurabilidad? Es indiscutible lo de perdurabilidad. Para mí además es interesante como resultado plástico.
Ha dicho que trabajar codo con codo con los arquitectos (en cuyas obras se incorpora la cerámica) lo ayuda a “abrir miras y ser más sensible a recibir nuevos proyectos”. En detalle, ¿qué ha aportado la arquitectura a su obra? Utilizar la cerámica en la arquitectura me ha proporcionado básicamente un modo de vida particular y tener el privilegio de que cada día, y en función de cada proyecto tratado, sea distinto. Me interesa mucho la complejidad transversal en que se mueve la arquitectura contemporánea.
Fue Premio Nacional de Artesanía y el proyecto Villa Nurbs, en el que ha participado como ceramista, acaba de ser galardonado con la Mención de Honor en los VII Premios de Cerámica ASCER. ¿Qué repercusión tienen los premios en su carrera? Hay una repercusión directa en cuanto a reconocimiento del trabajo realizado y por lo tanto una publicidad que se agradece, a nivel personal significa una confirmación de que no estás en un camino erróneo.
¿Qué le aporta Joan Fontcuberta como fotógrafo y qué le ha aportado como modelo? Somos amigos desde hace muchos años y llevamos muchas horas de conversación sobre temas muy diversos, lo que te produce un gran enriquecimiento personal.
A la hora de hacer un retrato, ¿cómo crea la mejor atmósfera para que su modelo se sienta cómodo? Con el de Joan pensé que podía ser interesante mostrarle en su trastienda, en un mundo que también existe.
¿Se puede hacer un retrato de una persona sin que aparezca ésta en la foto? Creo que sí, un entorno puede ser tan descriptivo como un retrato. Me siento más cómodo fotografiando espacios donde el hombre ya no está.
¿Se arrepiente de no haber hecho alguna foto que pudo haber hecho y ya no podrá hacer? Seguramente sí que me ha ocurrido, la vida es intensa y generosa para darte otras oportunidades, por lo que no vale la pena seguir pensando en lo que pudo ser y no fue.
Foto: Toni Cumella por Joan Fontcuberta