“Es un álbum de guitarra y voz. Ese fue el origen. No había ninguna influencia, era sólo la cadencia, la melodía y la palabra”. Lo dice Amparo Sánchez de su primer álbum en solitario. después se unieron al proyecto Joey Burns y John Convertino (Calexico) y colaboraron artistas como Omara Portuondo. Un viaje Tucson-Habana con punto de partida triste y destino feliz.
Tucson-Habana suena muy personal, además lo presentas con tu propio nombre ¿Es tan autobiográfico como aparenta? Pasé mucho tiempo buscando las palabras para expresar lo que quería, lo que sentía en el momento. Todo era mirar muy adentro, muy íntimo. Como en un principio no sabía si esas canciones las iba a escuchar alguien, las hice con mucha libertad. Mucho de lo que me ha pasado está reflejado al cien por cien.
No la mencionas en ninguna canción, más bien, lo que refleja este disco son aspectos opuestos a la felicidad. Sí. Pero ahora estoy muy feliz por haber hecho este disco y compartirlo. En ese momento las canciones fueron necesarias como salvación y terapia. Muchas veces estaba cantando y lloraba, y pensaba que nunca iba a ser capaz de cantarlas en directo. Después de una época de tristeza y sufrimiento, llega el crecimiento. Ahora empieza otra etapa, y poder ser observadora e intérprete de ese momento ayuda a ser feliz.
El cambio significa también el adiós de Amparanoia. Cuando estaba escribiendo las canciones no estaba pensando en la decisión que vendría después de cerrar la etapa de Amparanoia. Me encontraba de una manera que hizo que saliera así, pero a la vez, me daba fuerza y alegría oírlo. Se lo enseñé a Joey y John y me dijeron que “la tristeza es necesario también compartirla y embellecerla”. Esto me animó a que no tuviera prejuicios y a desarrollar esas ideas. Me motivó saber que ellos, con su maestría, iban a embellecer y a darle el punto sofisticado y elegante a las canciones.
Calexico y tú os entendéis bien. Me gusta de ellos su sonido analógico, la manera de tocar la batería de John, que es tirando hacía atrás, que es como canto yo, y esa manera de dibujar paisajes a través de la música. Y ellos ven en mí una cantante y compositora. Me admiran y respetan.
¿Qué hay de Tucson y qué de la Habana? Tengo una influencia latina muy fuerte en mi manera de cantar y componer. No es algo que persigo, nace así. Una parte de los temas tenían esa influencia, y como contrapunto de Tucson, pensé que sería una buena idea ir a la Habana. Hemos conseguido el equilibrio entre lo que fue la primera parte más nostálgica y del desierto, y Cuba con su luz y esperanza.
¿Cómo fue contar con Omara Portuondo? Al principio íbamos a estar en la Habana el mismo equipo que habíamos estado en Tucson porque queríamos conservar el sonido. Pero me preguntaron si quería que colaborase algún músico cubano, y pensé en Omara para La parrandita de la santa y aceptó. Soy admiradora y fanática de ella.
Entonces, en directo ¿no sonarán canciones de Amparanoia? No estoy preparada para ese momento. Me encantaría que el público viniera al concierto y disfrutaran del viaje que es Tucson-Habana.
¿Qué es lo que te hace feliz? Cada vez más las cosas simples y sencillas. Tomarme una ducha caliente y tomarme mi tiempo, hablar con una amiga,… Y de manera global pensar en que todos en mi familia están bien. Soy una persona muy feliz y muy afortunada. Estoy agradecida de vivir y eso es ser feliz.
Texto: Mónica Caballero
Amparo Sánchez en concierto ·
23, 24 y 25 de marzo ·22.30 hrs.
Teatro Lara. Corredera Baja de San Pablo, 15
venta de entradas anticipadas aquí