Foto de cabecera © Sara Condado
Ignis es el nuevo disco y la obra magna de Vega que la constata como una de nuestras artistas más interesantes y significativas a la vez que redunda en lo incomprensible del exiguo reconocimiento a su figura en la guía oficial de nuestra música patria. Una voz disidente que ha apostado por la independencia y la autogestión. Una artista superviviente, poliédrica y musicalmente apátrida que se ha tenido que forjar a sí misma fuera de cualquier escena o etiqueta.
Quedamos en la Tita Rivera. Vega irradia ilusión en sus ojos y seguridad en sus gestos como quien sabe que tiene algo muy especial entre sus manos. Enseña con orgullo el packaging. Más de una hora charlando con una Vera insurgente y capaz de arremeter contra todo, pero también de emocionarse como una frágil figura de porcelana.
Empezamos por lo que salta a la vista. El cd y el vinilo son muy espectaculares ¿Has pretendido hacer algo realmente artístico?
El arte, el diseño final va a depender de cada persona. Que lo queme y construya su obra, que quede su rastro. Mira, este me ha quedado como una portada de Portishead. Una portada negra que cuando la quemas del todo lo que aparece es una imagen blanca, una obra de paz de una artista que, como a muchas personas, le ha pasado el fuego por encima. Cada unidad está hecha, manipulada, ensamblada a mano. Hay una caja de cerillas con el nombre de las canciones del disco, porque ellas también arden. Si quiero que algo tenga valor, tengo que ponerlo en valor pesando en quien lo recibe. Pero conseguir esto ha sido una puñetera locura. Tres semanas antes del lanzamiento el pigmento con el que se hace esto en serigrafía estaba retenido en las aduanas de Japón y ya había anunciado el disco, con todo el equipo y el trabajo que hay detrás a la espera de una tinta que no hay en España, ni en Europa.
Se te siente radiante.
Sí, es que estoy feliz, me parece la ostia. Con todo, es la primera vez en la que he desarrollado un proyecto sin sufrir. La previa al disco fue muy dura pero después he estado en sitios de confort que en 21 años no había estado. Sin ir más lejos no he querido que haya singles y no sabes la presión que eso me quita. Todas las canciones son iguales y tú eliges tu propio sencillo. Y es que he hecho lo que me ha dado la gana. Tampoco he querido colaboraciones por marketing.
¿Qué mensaje encierra algo tan conceptual?
He querido hacer un planteamiento más allá de lo musical a través del packaging junto a la publicación de una carta que es como un mantra y que viene a decir que los finales pueden ser el mejor de los principios. Representa mi experiencia. En 21 años de carrera te pasan muchos fuegos por encima, pero acabas sobreviviendo. No es algo feo porque tiene una parte bonita. Las cenizas al final se convierten en un tipo de fertilizante y debajo de ellas, de esa capa de negro. hay un mundo nuevo y floreciente, donde puedes empezar de cero. Un concepto que también está en las canciones que van del duelo a la rabia, de la rabia a la calma, de la tristeza a la felicidad.
La vuelta al formato físico ¿es también una reivindicación?
Con las escuchas gratuitas ni el artista, ni todo lo que hay detrás está remunerado como debería. Soy una artista independiente y autogestionada pero sola sería imposible, hay mucha gente que hay que poner en valor y más en este disco donde he querido homenajearles a todos.
¿Asumes muchos riesgos?
Con La Madriguera tengo una experiencia de once años y seis discos. Es una inversión. Yo no puedo jugar la partida de las multinacionales a nivel nacional e internacional porque vas con las cartas marcadas y muchos menos recursos. Yo estuve en las multinacionales y salí corriendo porque me di cuenta de que lo que yo quería era imposible dentro de su burocracia. Desde que estoy independiente no he parado de rizar el rizo, hasta donde me da el bolsillo. Igual me he permitido lujos que no me corresponden, pero monté un sello independiente para precisamente escapar de los corsés que te impone la industria y para poder ser libre creativamente.
¿Como ha sido el proceso hasta llegar al disco? ¿Es verdad que pensaste en dejar la música?
Un proceso de dos años tras terminar Mirlo Blanco que era un disco bonito pero triste y hasta cierto punto lúgubre y oscuro ahondando en partes de mi persona muy dolorosas. Y lo saqué pensando que era el disco más duro que iba a poder hacer en mi vida con una pandemia de por medio. Y de repente te pasa un incendio por encima, el más bestia que hayas vivido nunca. Te paralizas, detestas la música, no quieres coger la guitarra, ni el piano, no quieres volver a escribir. Supuestamente había hecho el disco más triste posible pensando que lo peor había pasado y lo peor estaba por venir. Por eso este disco tiene esperanza, es una resurrección de alguna manera.
¿Y dónde encontraste la fuerza para volver?
Me enganché a una canción como les pasa a muchas personas que no me podía sacar de la cabeza. En esos momentos salía Trinchera Pop de Ivan Ferreiro y escuché la canción El Alambre. Y no era capaz de salir de esa canción. Lloraba y lloraba. Durante más de un año la escuchaba en bucle. Y al final como su frase “puede que al final tengamos que dejarnos caer”, me dejé caer. Está bien que no quiera hacer nada, no sentir la exigencia como artista o el miedo a desaparecer. Y toqué fondo y me di cuenta de que tengo un muelle muy duro en la planta de los pies. Y con este disco decidí resurgir como un ave fénix.
Tienes un tema con Iván Ferreiro, Donde estabas tú, en tu disco La Reina Pez.
Amo esa colaboración. Yo siempre le digo a Iván “podemos ser amigos, podemos cenar, lo que quieras, pero el momento fan no me lo quita nadie” porque me encanta ser su fan.
En tus composiciones te gusta navegar por estilos muy diferentes.
Yo crecí peleando, siendo mujer en los 90´s en Andalucía cambiando la guitarra flamenca por una acústica y después por una eléctrica. Empecé como guitarrista flamenca acompañando a una chica que cantaba bulerías. Y yo quería esa fusión del rock andaluz de Triana y Medina Azahara con la que había crecido. Mi tema Patria, el último de Mirlo Blanco es toda una declaración de intenciones. En este trabajo el primer tema Si Los Árboles Bailan tiene muchísimos giros y fue el que me demostró el poder sanador que tiene la música y me libero para el resto. Cuando decidí sacar el disco tenía trece canciones y tres de ellas en inglés. Con todo el dolor fueron las que descarté.
Ya sacaste un disco en italiano. ¿Te has planteado algún disco en inglés?
Porque no, en algún momento. A la hora de componer soy muy anglosajona. Mis referentes y la música que he escuchado son de autoras femeninas en inglés. Pero también me han influenciado bandas españolas. Mi grupo de cabecera eran Los Planetas y sé que hay mucha gente, con muchos prejuicios, que alucina cuando digo esto, pero que le voy a hacer. Los he visto en directo ahora con 45 años con su gira Superocho y ha sido increíble, he regresado a los diecisiete años.
Has comentado la importancia de Ivan Ferreiro en el disco, a Los Planetas… que eres una artista independiente está claro, pero en este disco también hay algún himno indie como tu tema De Otro Planeta…
Siempre ha sido mi lucha. Soy una artista que para el gran público he nacido en un sitio y este sitio es la antítesis de lo que he hecho toda mi vida. A eso añádele el peso mediático que hubo y la época en la que sucedió. Y entonces tiras para acercarte al que tú crees que es tu espacio natural y te sientes cómoda. Pero resulta que en ese lugar eres la oveja negra y te preguntan qué haces tu ahí. Pues, aunque haya hecho canciones a artistas que están llenando estadios y ganando mucho dinero, no es lo que quiero para mí. Y entonces te quedas en tierra de nadie. Yo he cargado en mi carrera con 3 mochilas que pesan mucho. Una voluntaria, la de ser un artista independiente y querer jugar mi propia partida. Y luego está la mochila del prejuicio y la mochila de ser mujer en tierra de nadie.
En un mundo donde se impone la tecnología, el IA, el autotunes… ¿Hay cierta nostalgia de la generación musical con la que has crecido?
No hay una intención en ello. Hay momentos que me siento anacrónica, obsoleta, pero también veo grupos que son versiones de los grupos que escuchaba. La verdad es que me da igual, porque no se hacer otra cosa. Hice el ejercicio de escribir reggaetón, un trap. Si lo vas a criticar al menos que sea con conocimiento. Soy totalmente capaz. De lo que no soy capaz es de escribir una letra de mierda y creérmela. Con este disco, hubo un momento donde intenté producirlo como una mujer 7.0. Pagué seis canciones, iba a viajar a Miami. Y vi que no era mi disco, ni mis canciones, que mi ADN desaparecía detrás de la producción.
Y como llegaste a trabajar con Ricky Falkner, productor de artistas como Love Of Lesbian o el mismo Iván Ferreiro?
Tengo una conversación con Sebastián Cris, que ha sido productor mío durante muchos años. Él sabía que llevaba tiempo queriendo trabajar con Ricky y me pregunta ¿por qué no ahora? Y le dije; porque necesito que él quiera hacerlo. No quería que fuera un encargo pagado, sino que le importara, que se rozara conmigo. Y la producción junto con los grandes músicos hace que todo sea muy potente.
Compositivamente, es un disco rupturista, con una madurez increíble.
Por primera vez no me he puesto el uniforme de compositora y experta en fabricar un hit para otros donde tengo un máster a la hora de duraciones, estribillos etc. Como nunca traté de hacer un disco también me quité todo esto. Con mi primer disco La Cuenta Atrás, con La Madriguera tenía un tema Requiem de 7 minutos y al final me cagué y la cortamos para el disco. Y aun echo de menos esos 3 minutos de “intro”. Aquí no ha pasado, lo he hecho con total libertad. Creo que es un disco para disfrutar que se opone a ese ritmo frenético que nos hemos impuesto.
Que supone tener un sello en este país.
Cuando me preguntan ¿Qué haces? Siempre contesto; apagando fuegos. Ser artista independiente y autogestionarse es lo que tiene. Y ahora tengo un disco al que quiero prender fuego en la Madriguera Récords. No entendía como una multinacional se gastaba en un disco mío ochenta mil euros para dejarlos en el cajón. Entonces di de alta y pagué la cuota de 3.000 € de la AGEDI y no de la UFI de independientes que me correspondía mejor. Y fui a una reunión con CEOS con algunos de mis ex de las multis. Y en ese encuentro descubrí que los artistas somos volumen en un catálogo y se reparten una cuota como quesitos del trivial. Hay un discurso económico, no cultural. Y después de haber escuchado aberraciones que no debería soportar ningún artista aparece La Madriguera Records como número 3 en las listas con una canción de Vega. Me daba igual la lista, pero fue muy divertido, como dar tortas sin manos. Con La Madriguera me he convertido en una artista incómoda.
¿Con que sueña hoy Vega?
Que triste que te diga esto con 21 años de carrera. Yo sueño con tocar. Con salir de esa tierra de nadie. Por encontrar mi sitio. Que reconozcan mi trabajo y me remuneren como al resto.
¿En otro país hubiera pasado lo mismo?
Estamos a años luz, pero no hace falta irse a un país anglosajón, yo he sido más reconocida en Latinoamérica que aquí con dos nominaciones a los Grammys. Hubo alguien que me preguntó ¿Te parece injusto estar nominada con Leiva y Juanes? Y le dije ¿les parece injusto a ellos estar nominados conmigo? Compongo para otros y aquí siempre me dicen “eres una fantástica letrista” y yo digo ¿Y músico no? La guerra de género me tiene personalmente cansada.
El disco pide un directo que rompa también con el formato habitual ¿no?
Te puedo dar una pista. Tenía un sueño y estamos terminando de cerrarlo. No quiero hacer una gran gira. Quiero buscar confort y felicidad. Quiero recrear en un escenario exactamente lo que hicimos grabando el disco, que no falte nadie.
¿Tu historia no merece un biopic o un documental?
Me han llegado propuestas de editoriales. Es verdad que desde los comienzos he vivido cosas que no tenía que haber sufrido ni yo, ni nadie. Mucha mierda, mucho fuego y ceniza pero también mucha belleza. Tendría que escribir los Pilares de La Tierra en estos 21 años. Además, tengo una hija aún muy pequeña y habría que abordar cuestiones delicadas y querría que se enterase por su madre y en el momento adecuado porque en esta sociedad amarilla siempre ganaría la parte más cruda de mi historia.