Foto de cabecera © Guido Gutiérrez Ruiz
¿De qué hablamos cuando hablamos de viaje? De moverse, caminar, descubrir. De explorar con una mirada sensible lugares y quienes los habitan. Pero también de detenerse a observar su propio movimiento, lo dinámico de Madrid o lo pausado de Bolonia. De dar la vuelta y encontrar el contraste.
De eso hablamos con Guido Gutiérrez Ruiz, fotógrafo de pasión y urbanista de profesión, que con su forma de retratar los destinos que visita es capaz de trasladarnos a lugares y momentos de película, a introducirnos en un mundo que parece idílico, pero que es el mismo que cualquiera de nosotros puede vivir si tan solo levantamos la mirada y la fijamos en cualquier rincón de nuestra ciudad.
Así lo descubrió él mismo en sus primeros viajes cuando se mudó a España en 2012, después de haber venido de visita por años desde su país natal (Canadá) a Barruelo de Santullán, un pueblo encantador al norte de Palencia que también forma parte de sus raíces españolas, del que no se cansa de disfrutar (y capturar) la magia entre sus montañas.
«Para mí, unos de los lujos de viajar es permitirte poder vivir tu vida cotidiana de la ciudad donde vives, pero hacerlo en la ciudad que estás visitando. Disfrutar del día sin prisas, como un local más, como ir al cine, por ejemplo».
Lo cierto es que Guido muestra escenas tan cotidianas como curiosas de sus viajes, imágenes que consigue gracias a su habilidad para transformar lo que observa en piezas que comunican parte de la historia de esos paisajes, calles o personas. Cuenta que un hábito clave para encontrarse con la esencia de esos rincones del mundo es salir muy pronto por la mañana: «Soy madrugador desde siempre, y me encanta ver cómo se despierta una ciudad. Ver a una persona abriendo una persiana de la tienda, o con el cubo fregando el suelo antes de abrir. Me gusta mucho esa tranquilidad».
Detrás de cada una de sus fotografías y vídeos prevalece el interés por archivar sus memorias, desde las más extraordinarias hasta otras que parecen simples rutinas: «Capturar la misma manera en escenarios diferentes. Siempre es curioso cómo de diferentes y similares podemos llegar a ser las sociedades en diferentes partes del mundo». Cuando estar en París ya no solo se trata de ir a ver la inmensidad de la Torre Eiffel y buscar el ángulo con menos gente para hacer una foto, sino de descubrir cómo la viven sus trabajadores o visitantes.
Los momentos que congela ya no solo son parte de sus recuerdos al viajar, sino que se han ido convirtiendo en los de muchas más personas que a diario se encuentran en sus publicaciones de Instagram, y que incluso esperan (con mucha ilusión) que algún día, por casualidad, Guido consiga capturarlos en el momento menos esperado, pero más real y auténtico.