Foto de cabecera © El Marquès
Tanto es así que a día de hoy ha creado las portadas de discos de diferentes bandas como Airbag o Brighton 64, de libros de importantes editoriales como Penguin Random House o Aristas Martínez y varios carteles de eventos públicos. Hemos hablado con él sobre sus inicios, su trabajo y su visión de la inteligencia artificial.
¿Cómo empezaste en la ilustración?
Yo siempre he dibujado. Con 17 años me monté una miniempresa chustera de camisetas, muy punkis, que vendía por correo y a amigos. Me inventaba grupos que no existían. También tenía una banda de punk setentero, The Penny Cocks, en la que era el cantante. Como tenía menos trabajo que el resto, me dedicaba a hacer las portadas de los discos, las camisetas y los posters. Algo que gustó mucho y me abrió las puertas a otros grupos y discográficas.
¿Y en el mundo editorial?
Fue un poco parecido. Fui a una presentación de un libro de Expediciones Polares porque había cervezas gratis. Les enseñé mis trabajos y comencé a hacerles las portadas de los libros de Jaques Tati. Estos triunfaron bastante y a raíz de ellas me salió mucho trabajo, algo que fue sorprendente ya que en ese momento acababa de terminar los estudios.
¿Cómo condensas la idea de un libro o un disco en una imagen?
Con los libros muchas veces no me da tiempo ni a leerlos. Ahí entra el trabajo de un buen editor. Se curran un buen briefing con un resumen del libro, personajes, descripciones, con algún destacado, e incluso, quizá alguna referencia de imagen. A partir de ahí me hago una idea, monto uno o dos bocetos, y normalmente funciona.
Con los discos es distinto. Suele ser más fácil porque te pasan los temas con las letras. Además de que el músico tiene más o menos una idea clara y te da a entender lo que quiere. Quizá es más complicado cuando trabajas con una banda, porque tienes que convencer a más gente. Pero bueno, cuando te buscan es porque conocen tu trabajo y saben más o menos lo que haces.
Tu trabajo suele ser bastante identificable. ¿Cómo lo definirías tú?
Creo que tengo distintas influencias que voy mezclando. Se me describe como alguien con un toque vintage, pero no lo veo tanto. Yo empecé haciendo serigrafía, por lo que trabajaba con pocas tintas. Tengo mucha influencia de la estampación. Pero a partir de ahí voy mezclando con cosas de la primera mitad del S. XX. Como la ilustración publicitaria de los años 50, el cartelismo de principios del siglo francés o litografías mexicanas de 1900. Voy haciendo un batiburrillo de las cosas que me gustan y al final sale esto.
¿Qué opinión tienes sobre las ilustraciones hechas con inteligencia artificial?
Yo no lo he probado nunca, pero hay muchos temas controvertidos con ella. A mí lo que me preocupa es sobre todo el uso que se le da. La inteligencia artificial puede ser muy beneficiosa, pero también se puede utilizar de malas maneras. Vivimos en puro capitalismo, por lo que hay más posibilidades de que se use para fines malos que buenos. Creo que debería regularse para que no vaya en contra de los creadores. Que sea una herramienta para el progreso y no para joder el trabajo de la gente.
¿A qué te refieres?
Pongo un ejemplo. Hay un ilustrador que se ha presentado a diferentes concursos públicos con ilustraciones hechas con IA y lleva ganados unos veinte mil euros. Algo que creo que no debería primarse frente al trabajo de los ilustradores. Creativamente no tiene ningún tipo de mérito porque simplemente hay que escribir en el programa lo que quieres y él te lo ilustra. Él crea un montón de propuestas, algo que no puede hacer un ilustrador. Son temas para debatir y que asociaciones de Ilustradores defienden.
¿Cómo debería ser esa regulación?
Creo que se deberían de regular los derechos de autor y protegerlos bien. Y establecer qué uso se le pude dar a la IA.