Foto © Nuria Cuesta
Edit nº203
Esta suma de frases bajo el nombre algo petulante de editorial han ido acompañadas de las ilustraciones de Nuria Cuesta durante gran parte de los 25 años de la revista El Duende y de sus 203 ediciones (incluyendo la presente). Una simbiosis disciplinar para introducir e imaginar cada temática, uno desde la palabra, el otro desde la imagen o el dibujo. No puede haber mejor tema de portada para rendir homenaje a mi compañera artista que ha hecho que mis textos vuelen en puntos suspensivos, corran y salten entre comas, ardan del revés en los infiernos o toquen el cielo con sus acentos. Porque una revista no es más cosa que la vida; un empeño colectivo, un hogar transitado. Con ella he descubierto que se puede pintar el mundo con poesía y se puede escribir sobre el aire con colores. Que los que dibujan ven siempre más allá que nuestros ojos y trascienden las barreras del lenguaje. Que las ilustraciones son imágenes que se leen y palabras que se miran. Un tributo extensivo a todos los ilustradores, creadores de imágenes e imaginarios, con los que hemos tenido la suerte de trabajar y que han sido protagonistas de nuestras portadas, contenidos, eventos y comunicaciones. Esos con el superpoder de la transversalidad capaces de crear en todas las disciplinas sin acaparar el protagonismo de ninguna. Una especie superviviente desde las pinturas rupestres a las redes sociales, testigo y estímulo de los nuevos tiempos. Ellos son los verdaderos protagonistas de este nuevo sueño en tiempo y espacio para ilustrar e imaginar Madrid, bajo su cielo único y singular luz, que hemos llamado Ilustraweek. Sin vosotros, no pintamos nada.