Los posos del café miran al futuro con esperanza y sin necesidad de recurrir a sus dotes adivinatorias. Han superado su status de ‘desecho’ para convertirse en un ingrediente codiciado que se utiliza en productos cosméticos, biocombustible e incluso en fibras textiles. El café se apunta a la economía circular.
El 15 de noviembre de 2022 la población mundial alcanzó la cifra de 8000 millones de personas, lo que ha aumentado la preocupación por nuestros recursos naturales, que se consumen a más velocidad de la que se regeneran. El modelo consumista imperante desde hace décadas ya no se sostiene, y la segunda vida de productos y materiales, o la transformación de los mismos, se presenta como una solución que cada vez gana más adeptos y que está haciendo que muchas empresas se replanteen su modelo de negocio.
Productos tan comunes como el café, del que se consumen 3.000 millones de tazas diarias en el mundo, generan más de 784.000 toneladas de desechos, cuya descomposición es además nociva para el medioambiente. La buena noticia es que es posible reutilizar esos desechos. El sector cosmético es uno de los que ha sabido ver los beneficios de los posos del café, que contienen antioxidantes y ácidos grasos que benefician la salud y la piel. Los países nórdicos son de momento pioneros, con marcas como Kaffe Bueno, liderada por tres emprendedores colombianos, cuyo claim reza: “La vida del café no termina después de tomarlo. Es solo el comienzo de un nuevo ciclo”. Desde su sede en Dinamarca producen y comercializan productos cosméticos y nutricionales a partir de los posos del café y en breve esperan construir la primera biorefinería de café de Escandinavia. También la marca danesa Grums ha desarrollado productos para el cuidado de la piel y el cabello con los desechos del café, aunque en este caso utilizan un café muy concreto, el café molido de La Cabra Coffee Roasters, que se encuentra en su misma ciudad, Aarhus. En Londres, la empresa UpCircle Beauty recupera cada día cientos de kilos de posos del café de las cafeterías londinenses con los que fabrican buena parte de sus productos cosméticos. Y los alemanes Kaffeeform han mezclado los posos del café con polímeros de base biológica para fabricar tazas de café. También han desarrollado relojes fabricados con este innovador material.
Igual de innovador resulta el uso de los posos de café como biocombustible. Investigaciones en distintos puntos del mundo están sacando partido al alto poder calorífico del café, que contiene un 16% de aceite. En el Reino Unido lo han utilizado para hacer crecer un tipo de alga que produce biodiesel, utilizando los posos del café como fuente de comida y soporte del cultivo. Y los famosos autobuses rojos de dos pisos londinenses funcionan desde hace unos años con biocombustible compuesto por diésel y aceite de los posos del café. Este tipo de combustible reduce las emisiones de CO2 entre un 10% y un 15%.
En nuestro país, la sociedad de Agricultores de la Vega de Valencia recoge posos del café de restaurantes y cafeterías para obtener carotenoides con los que hacen conservantes y colorantes naturales que pueden utilizarse en alimentos y bebidas. Esta iniciativa forma parte del programa europeo de reciclaje de residuos urbanos WaysTUP!, a través del cual se ha creado también un film plástico fabricado con posos de café. Un proyecto que ha desarrollado el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS), también con sede en Valencia.
Y la empresa taiwanesa S. Café ha conseguido crear, a partir de posos de café, una fibra de gran calidad que además elimina olores, protege contra rayos UV y ofrece secado rápido (200% más rápido que el algodón). Los posos de café que utilizan provienen de gigantes como Starbucks, dando una nueva oportunidad a la gran cantidad de desechos que generan a diario. Muchas son ya las marcas que han apostado por estas fibras, como Timberland, Hugo Boss o The North Face. La industria textil, una de las más contaminantes del mundo, acoge con avidez estas nuevas soluciones sostenibles que el consumidor, y el planeta, exigen. El futuro está en tu taza.
¿Y qué pasa con las cápsulas?
Marcas como Nespresso ofrecen a sus clientes la posibilidad de depositar las cápsulas usadas en sus puntos de venta, pero además han creado COOALI (Coalición por el reciclaje del aluminio y acero ligero) que ha convertido a Valencia en la primera ciudad en la que sus ciudadanos ya pueden depositar las cápsulas de café en el contenedor amarillo para su reciclaje.
En Madrid, en los puntos limpios de proximidad puedes depositar las cápsulas de café de aluminio. También puedes comprar un abridor de cápsulas que las vacía de poso de café.