En la foto: Clara Antúnez y Meritxell Falgueras.
Meritxell Falgueras lleva más de veinticinco años comunicando los placeres del vino con un lenguaje cercano y accesible, apto para todo el mundo. Clara Antúnez creó, junto a su pareja La Gastronòmica, una empresa que ofrece experiencias emocionantes en torno al vino y la gastronomía.
Meritxell Falgueras forma parte de la quinta generación de la bodega de vinos Celler de Gelida, en el barrio barcelonés de Sants. Participa y ha participado como colaboradora en diferentes programas de radio y televisión, tiene su propio podcast, escribe libros y, desde 2017, divulga también el mundo del vino desde las redes sociales.
Su sexto libro, Mujeres del vino (Planeta Gastro), acaba de salir a la venta. Se trata de una investigación de lo que significó ser una mujer en el pasado en el mundo del vino y que evidencia cómo en la actualidad la manera de comunicar de las mujeres en el mundo del vino ha supuesto una revolución.
Falgueras comenzó a realizar difusión en redes sociales a partir de 2017, justo cuando nació su segundo hijo, Leo. Y su forma de comunicar, con un lenguaje más claro y desacomplejado, nos confiesa, que molestó bastante en el sector del vino. Para ella es precisamente en las redes sociales, en los ámbitos de la comunicación, el enoturismo y el marketing es donde las mujeres tienen más peso en el mundo del vino. A ella le gusta utilizar las redes porque permiten reconocer comunicadoras que hablan como una misma, que comparten unos parámetros culturales, que te hablan en tu propia lengua. Y es muy importante, además, que existan estas comunicadoras en el mundo del vino porque las niñas necesitan referentes. En su caso, ella tuvo a María Isabel Mijares.
Preguntada por lo que hace singular su forma de comunicar, nos cuenta que «incorpora ese valor más metafórico, experiencial, más sensible, que tenemos las mujeres, con ello pongo en valor y hago brillar también los nombres de muchas otras compañeras, a quienes siempre intento citar en mis entrevistas, como por ejemplo ahora me gustaría citar a Merche Dalmau, propietaria de la bodega Clos Galena o a la sumiller Anne Cannan, gestora da bodega Clos Figueras, que fundó su padre».
A Clara Antúnez, sumiller de La Gastronòmica, el interés por el mundo del vino le surgió gracias a Joan Soler, enólogo y profesor del Máster de Comunicación Gastronómica en la Universidad de Vic, que cursó en 2007. Antes había estudiado Nutrición humana y dietética. Se define como una comunicadora camaleónica, sensible y dinámica.
A Antúnez lo que le enganchó del mundo del vino fue que te lleva a volver a las raíces, ya que tienes que conocer la naturaleza. En tanto que sumiller se considera una outsider, ya que no viene del lado de la hostelería, aunque también ha trabajado en restaurantes. Su forma de ver la sumillería tiene que ver con un tema más sensorial, más del lado de poder contar historias para cautivar al oyente.
Considera que su particular forma de comunicar tiene que ver con que es capaz de adaptarse «y me encanta enriquecerme de distintas disciplinas, de distintos orígenes y mi leitmotiv es seguir aprendiendo siempre. Me esfuerzo para que todo el mundo pueda entender mi vocabulario y sentirse interpelado». En su afán de comunicar el vino de una manera diferente, Antúnez ha publicado seis libros, ha colaborado con diversas revistas y radios y se desempeña como profesora en diferentes escuelas de hostelería.
En 2016 y junto a su pareja Jaume Montanya, creó La Gastronòmica, una empresa que ofrece experiencias emocionantes en torno al vino y la gastronomía. Nos confiesa que antes la gente buscaba ser un poco más intelectual, pero que ahora tienen menos prejuicios. «La gente ahora lo que busca es pasárselo bien con el vino», afirma. Respecto a la visión femenina en el mundo del vino considera que es un momento de salud dorado. En su opinión, los vinos hechos por mujeres tienen un extra, en general, que tiene que ver con mirar y cuidar de la naturaleza, con la idea de querer preservar el paisaje para las próximas generaciones. Hay una cosa más intuitiva y animal en la mirada femenina, nos dice, en el sentido de cuidar a las crías. Y eso se aplica también a la comunicación.