Edit nº206
A veces quisiera ser solo hoy; ni ayer, ni mañana. Alimentarme de las cosas que se viven y no pensar en el tiempo que las mide. Mutar sin resistencia cada día como lo hacen las estaciones en perfecta sincronía con la inclinación que marca el eje de la tierra.
Ni tristeza blanca, ni perspectiva sombría. Ni astenia, insomnio, depresión, ni síndrome de Stendhal. El olor de una chimenea en invierno, despertarse como una gota de rocío en primavera, una siesta en olas de mar en verano o hacer el amor sobre un manto de hojas de cobre rojizo. Beber del río que fluye siempre, como agua nueva. Un vaivén de la vida que regala tiempo y así lo celebra. Días que no se restan, ni se tachan, hojas que no se arrancan, sino que se suman, aunque sea en el más allá indecible que nos espera.
El calendario cósmico de Carl Sagan donde a diario hay un big bang y da comienzo la vida. Aunque seamos una décima de segundo. Un calendario donde el final, es un principio, una vuelta a empezar, una espiral donde siempre pueda decir que amé y fui amado y que como el sol me fui para volver, sin faltar nunca a mi cita, eternamente.