Hemos querido hacer una analogía (enológica) entre generaciones literarias, no tanto por la edad de sus autores, si no teniendo en cuenta los años que llevan escribiendo y publicando, y añadas del vino. Este es el resultado.
Joven
Lucía Solla Sobral. Comerás flores (Libros del Asteroide)
Meses después de perder a su padre y tras terminar la universidad, Marina conoce a Jaime, un hombre veinte años mayor, cuya presencia transforma por completo su rutina: deja el piso que compartía con su mejor amiga, los conciertos y las noches de fiesta, para mudarse a su elegante apartamento. Cautivada por la sofisticación y encanto de Jaime, Marina se sumerge por completo en su mundo, dejando atrás poco a poco aquello que la hacía ser quien era. ¿Es todo un espejismo? La autora se sirve de su debut novelístico para hacer una reflexión sobre juventud, madurez e identidad; todo ello con una sensibilidad y hondura psicológica no exenta de la frescura de su juventud. Para leer en el año.
Roble
Constantino Molina. Niño parabólico (Periférica)
A Molina, conocido en su faceta poética por obras como Las ramas del azar o Cingla, lo reconocemos ahora en su primera novela, ubicada en Madrid, que nos habla de cómo una gran ciudad llega a absorber cuestiones como la razón de la escritura y la cultura en general, o la relación que tenemos con los bienes materiales, sean estos tan caprichosos y variados como un tomate impreso en 3D, la tumba de Goya, de los atardeceres de Madrid en el parque del Oeste o el perro de Vicente Aleixandre. Con ello lo que quiere es hablarnos de grandes temas como el amor, la concepción del tiempo o las razones para escribir. Frescura y complejidad en esta obra del manchego.
Crianza
Luna Miguel. Incensurable (Lumen)
En esta ocasión la autora, polifacética en sus capacidades de poeta, ensayista y editora, se acerca desde el lugar donde todo lo hace —es decir, la literatura— al proceloso tema de la cancelación. El vehículo es la transcripción de una conferencia sobre el placer, la lectura y la censura impartida por Lectrice Santos (filósofa ficticia). El libro, forjado en torno a Lolita de Nabokov —novela bien explorada por Luna Miguel—, deja una pregunta: ¿Puede una obra ser prohibida por resultar incómoda? Estructura y equilibrio, madurez y evolución, como corresponde a su categoría.
Reserva
Joyce Carol Oates. El señor Fox (Alfaguara)
Todo libro de la eterna candidata al Nobel goza de la categoría de aclamado y este no es excepción. Lo que nos cuenta la autora neoyorquina esta vez es la historia de Francis Fox, un carismático profesor de inglés que acaba de incorporarse a la apacible y selecta Academia Langhorne. Su encanto natural y su misterioso magnetismo pronto conquistan a alumnos y colegas, aunque también despiertan discretas sospechas sobre su pasado… Hasta que dos hermanos encuentran el coche de Fox hundido en un estanque y restos humanos desperdigados en el bosque. ¿Quién es en realidad el enigmático profesor Fox? Crimen, venganza y justicia en la nueva novela de Oates, que la crítica emparenta con Highsmith —Fox como alternativa de Ripley— y Nabokov —nos acordamos aquí de Humbert Humbert—. Complejidad, carácter, elegancia: puro suspense.
Gran reserva
Ingmar Bergman. Las palabras nunca están ahí cuando las necesitas (Fulgencio Pimentel)
Hay libros cuya escritura o publicación precisan de la existencia previa de una biografía excepcional. De una añada irrepetible —1959— llega uno de los textos más renombrados del maestro escandinavo: su conferencia “Cada película es mi última película”, objeto de rescate de este ensayo iluminador. Entre sus pronunciamientos, «no quiero escribir novelas, cuentos, ensayos, biografías o artículos sobre temas diversos. Ni siquiera quiero escribir teatro», cita contradictoria para un libro que —en su búsqueda de determinar de qué manantial surge la pulsión artística— es todo esto y más. Madurez, refinamiento y notas primarias en una obra para la contemplación y el disfrute pausado.
Las edades del vino*
Joven | Son vinos del año de su cosecha y no han permanecido en barrica.
Roble | Vinos jóvenes que como máximo, han permanecido de 3 a 6 meses en barrica.
Crianza | Los tintos deben haber permanecido en barricas de madera al menos 6 meses y otros 18 meses en botella. Los rosados y blancos, al menos 6 meses en barrica y 12 meses adicionales en botella.
Reserva | Deben haber permanecido en barricas al menos 12 meses y otros 24 meses, en botella. Blancos y rosados deben envejecer un total de 24 meses. De ellos, 6 meses deben haber permanecido en barrica y 18 en botella como mínimo.
Gran Reserva | Son vinos con un envejecimiento total de 5 años para tintos. Deben haber permanecido en barricas al menos 18 meses y el resto en botella.
Los blancos y rosados deben envejecer un total de 48 meses. De ellos, 6 meses en barrica y 42 meses, en botella como mínimo.
*Fuente: Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE)