Foto de cabecera: Obra de la serie 'Anatomía del alma' de José Manuel Belmonte
Si alguna vez habéis paseado por Córdoba y os habéis asomado a sus patios, es muy probable que hayáis pasado junto a una obra de José Manuel Belmonte sin reparar en ello. La Regadora o El Abuelo y el Niño son ya parte del paisaje emocional de la ciudad: piezas queridas, fotografiadas y, sobre todo, reconocibles. Esa mezcla de escalas sobredimensionadas y hiperrealismo costumbrista se ha convertido en su seña de identidad: figuras que parecen detener el tiempo en mitad de escenas cotidianas y que dialogan con quien pasa a su lado.


Cuatro décadas de evolución
Ahora, hasta el 30 de octubre, tenemos la oportunidad de ver más de 60 obras reunidas en un mismo espacio. Es un recorrido amplio por la trayectoria del artista a lo largo de cuatro décadas, que permite apreciar cómo evoluciona su mirada: desde los gestos mínimos y la ternura de lo cotidiano hasta la potencia expresiva de lo monumental.
La exposición Forma y fondo. Cuarenta años de escultura de José Manuel Belmonte, comisariada por Félix Ruiz Cardador (periodista y gestor cultural), propone un enfoque que equilibra la virtud técnica con el trasfondo intimista de cada pieza. Al mismo tiempo, subraya la dimensión social y comprometida del escultor cordobés: obras pensadas para vivir en la calle, para estar cerca de la gente y contar historias comunes con una sensibilidad muy propia.
Una ocasión perfecta para redescubrir a Belmonte y comprender por qué su trabajo ya forma parte de la memoria de Córdoba. Hasta el 30 de octubre en el Centro Cultural Casa de Vacas (Parque El Retiro)
