Foto de cabecera. Max Richter en Noches del Botánico 2025 © Vega Halen
Descubrí a Richter con ‘Sleep’ (Deutsche Gramaphone, 2015), un álbum tan ambicioso como sorprendente, queriendo reflejar el ciclo de sueño, de descanso en sus ocho horas y media de duración y 204 pista. Algo insólito y un tanto inabarcable, pero totalmente maravilloso. Ampliando esa frontera de la nueva clásica con otros sonidos más propios del la electrónica ambient.
La trayectoria de Richter también está muy vinculada al mundo audiovisual, siendo compositor elegido para componer la música de series como The Leftlovers, Black Mirror, My Brilliant Friend, The Last of Us o películas como Vals con Bashir, El Congreso, Miss Sloan, Hostiles, La Llegada, o Ad Hasta: Hacia las estrellas, entre muchas otras. Cuenta con más de una cincuentena de trabajos en este ámbito: otro signo de calidad. En la clásica, son fabulosas sus reinterpretaciones de las Cuatro Estaciones de Vivaldi.
El propio Richter se presentó comentando que iba a interpretar su reciente obra ‘In a Landscape’ (2024), luego habría una pausa, y seguiría con un álbum clásico suyo, ‘The Blue Notebooks’ (2004) con textos de Kafka y de Czeslaw Milosz, que en su versión discográfica leía los textos la actriz Tilda Swinton. También comentó ante el micro que la música sirve para apaciguar este mundo, tan lleno de ruido que sobra, añado yo.
Las chicharras se mostraron arrebatadoras ante una noche de calor extremo, y se presentaron como un instrumento más, marcando estos tiempos de cambio climático. Nos sumergimos en unos paisajes deliciosos, por momentos desoladores, tristísimos y repletos de melancolía, de sombras pero también con algunas luces, y sobre todo con muchos destellos de preciosismo. Priman las cuerdas, en las que se lucen los dos violinistas pero también sostiene la viola o remarcan los dos chelos. Once piezas con sus nueve Life Studies, a modo de interludios, que sirven para adentrarse en situación. Es un chorreo de sentimiento en estado puro a través de ‘They Will Shade Us With Their Wings’, con eso vibratos tan marcados y emocionantes, o de del piano de ‘A Colour Field (Holocene)’, con ‘And Some Will Fall’ nos sobrecoge. Una fantasía desoladora, que suena como una huída interior, un revulsivo de escape, de libertad. ‘Love Song (After JE)’ desarma, es una preciosidad que conmueve, violín y chelo atemperando los pulsos emocionales, con maestría y delicadeza. Y ‘Movement, Before All Flowers’ sirve de espejo sensitivo, piano, chelo arrancan, originando brío y tempo, y el violín matiza, desarrolla melodías, trayectos. Cuánta hermosura en la que reflejarse.
Tras una pausa de media hora tocaba interpretar un álbum clásico como The Blue Notebooks, en las que la palabra leída adquiere un peso, una importancia fundamental. Después de una breve intro con texto, irrumpe ‘On the Nature of Daylight’ con el foco puesto en el período del romanticismo clásico, una pieza sobrecogedora. ‘Shadow Journal’ capta atmósferas acuciantes, unos mini beats a modo de leves percuiones cuerdas que se adentran en parajes desconocidos. Fue una noche de regocijo interior en el que la música habló con las almas de los allí presentes. Y eso es un logro, es el poder hechizante de la música. Siguen dos interludios que suenan muy barrocos, por esa sonoridad tan a órgano. ‘The Trees’ sirve de pasaje hacia otro estado, un tránsito desde la belleza expresiva de cuerdas y teclas. Y ‘Written on the Sky’ es la guinda que apuntala el todo. Una experiencia clásica en el Botánico, con toda la capacidad para extrañarse, perderse, sorprenderse y dejarse llevar. Eso sí que son buenos logros.
