Foto de cabecera. 'Un pensamiento vegetal'
En el marco del festival botánico más esperado de la temporada, el artista multidisciplinar Eugenio Ampudia, en colaboración con Alejandro Banegas, trae una instalación botánica que llama a la consciencia de entendernos como parte de un ecosistema sobre el que no tenemos el poder, sino que somos parte.
En Un pensamiento vegetal, dos estructuras representan a escala monumental sendas neuronas en las que se integran diversas flores vivas: «Las neuronas, la base de la arquitectura de la mente humana, el lugar donde se genera la consciencia, protagonizan aquí una simbólica fusión con unos seres vivos que, literalmente, las hacen florecer», cuenta el artista.
Una experiencia inmersiva
Una grabación de sonidos de la naturaleza se escucha de fondo, y ciertos destellos de luz remiten a las sinapsis con las que las neuronas transmiten información. Ampudia nos propone un recorrido entre lo estructurado y lo espontáneo, lo conocido y lo desconocido, con la intención de ensanchar nuestro saber sobre las especies vegetales.
Entrevista al autor
Tus obras están siempre muy conectadas a ese compromiso social y al impacto ambiental que plantea FLORA en cada edición, ¿qué nos cuenta la obra que traes este año al festival?
Lo que lo que he tratado es de seguir la consigna inicial de FLORA, que me interesaba muchísimo. La relación interespecies es algo que me parece en estos momentos básico, porque el antroporteno, cuando mandamos los humanos, no ha funcionado. Entonces creo que hay que llegar a un consenso con el resto de las especies. Saber cómo negociar con el resto de las especies para que podamos salvar el planeta, porque en estos momentos la verdad es que la situación es caótica.
Como artista me veo obligado a contar este tipo de cosas, hacer visible lo que sucede a mi alrededor, sin ninguna duda. Parece que la crisis climática y les importa bastante poco a ciertos sectores de nuestra sociedad.
También esta conciencia de que los seres humanos no tenemos el control, sobre el ecosistema, eso que se plantea con la idea de ‘Multiespecie’.
Absolutamente. De hecho, yo creo que los artistas tenemos que ser ejemplares a la hora de usar materiales, de reivindicar ciertas cosas. La gente que trabajamos dentro del entorno del arte, es un entorno que tiene que ver con la comunicación… Contamos cosas a los demás, y como contamos cosas a los demás enemos la posibilidad de llegar a más gente.
Creo que las obras las no solo tienen que ser piezas de artista contundentes y potentes, sino también tienen que fijarse en el contexto, fijarse en la sociedad, en la que estamos viviendo.
¿Cómo ha sido el reto de trabajar con elementos vivos?
Bueno, es complejo, y necesito expertos y gente que trabaje con las plantas y con las flores. Estoy trabajando con Alejandro Banegas y con Julia Bañuelos y eso me me permiten tener una dinámica para tratar estos elementos bastante menos complicada de lo que sería empezar yo de nuevo a trabajar con estos ellos.
La verdad es que siempre me rodeó de colaboradores que saben lo que hacen y eso me permite ser más libre a la hora de crear.
¿En qué te inspiraste para crear Un pensamiento vegetal?
Realmente, si la ves físicamente, lo que ves son dos neuronas gigantes. La sinapsis es como el principio de la energía suficiente para generar un pensamiento. Es un impulso eléctrico. Aprovechando eso y sabiendo que los científicos andan buscando dentro de nuestro cerebro donde se almacena la memoria y no lo han encontrado, todavía, lo han encontrado unas posturas físicas de las neuronas que parece que almacenan recuerdos, pero no, y no recuerdos en sí.
He decidido que, en nuestras neuronas, los recuerdos, son la parte vegetal. De alguna forma, el pensamiento vegetal impulsa a pensar de otra manera, a posicionarnos en otro punto. Como sabéis, los humanos pensamos a través de nuestro cerebro y organizamos nuestro cuerpo a través de las señales que mandan desde ahí. Las plantas se organizan sabiendo que todas sus células hacen todas las funciones, las de comunicación, las de supervivencia, las de alimentación, etcétera.
Me parece que a lo mejor puede ser un buen sistema o un buen ejemplo para plantearnos como sea con las cosas.
¿Cómo si fueran dos neuronas dirigidas por la vegetación?
Exacto. De hecho el audio que tendremos en la en la pieza van a ser los sonidos que hacen las plantas de tomate y las plantas de tabaco cuando están estresadas. Estos sonidos han sido capturados por científicos porque son un tipo de sonido que no podemos estar oírnos humanos. Pero las plantas se relacionan con los insectos a través de estos sonidos, y me parecía importante que estuvieran dentro de la instalación y formarán una parte evidente.
¿Qué esperas transmitirle al público con la instalación?
Yo lo que espero es que tenga la sensación de que hay otras formas de pensar y que, quizá, dependiendo desde dónde pienses, y qué es lo que te importe puedas llegar a analizar las realidades desde un punto de vista mucho más interesante para nuestros objetivos como como sociedad y como humanos.
Y es por eso por lo que he puesto como ejemplo algo que me interesa mucho, que es el mundo vegetal, su forma de estar en el mundo. Un acordado de que las plantas están mucho antes que nosotros, gracias a al oxígeno al que han generado en la en el planeta en el que habitamos, podemos existir los humanos y el resto de los de los seres vivos que respiramos oxígeno.