Foto de cabecera © Envato
Hay una cosa que enerva enormemente a mi padre y que puede arruinarle el aperitivo del domingo: pedir una caña y que pongan unas aburridas e insípidas patatas de bolsa o los típicos frutos secos con pasas de más. Y es que no hay mayor placer que beberse una caña fresquita acompañada con una buena ensaladilla rusa, patatas bravas, tortilla, croquetas o un montadito de embutido.
Estos son mis bares favoritos de Madrid para tapear, divididos por barrios.
Centro
‘En Sidrería El Tigre se comparten las mesas. Compartir es vivir’. No podía empezar este artículo sin mencionar al número uno de las tapas en Madrid; el bar que se ha llevado el cariño de todos los madrileños y forasteros. El Tigre no tiene rival si hablamos de tapas gratis. Y es que cada vez que te pides una caña −o cualquier otra bebida como sidra o vino− te llegarán uno o varios platos repletos de croquetas, montaditos, tortilla, patatas bravas o incluso paella. Eso sí, siempre está hasta arriba y seguramente toque estar de pie. Pero eso qué importa cuando se trata de tapeo castizo de primer nivel.
El local original está en Infantas, 30, pero se puede encontrar un segundo en el número 23 de la misma calle y un tercero en Hortaleza, 23.
Retiro
Aunque de la sensación que solo hay locales nuevos o restaurantes de moda, en el barrio de Ibiza se esconden algunos de los mejores bares de toda la vida. Además, la mayoría de ellos tienen terraza, muy apetecible para los meses de entre tiempo como septiembre. Menéndez Pelayo es la calle por antonomasia donde se juntan los vecinos del barrio a tomar el aperitivo justo al lado del Parque del Retiro.
Si para tapear os apetece algo de pescado o marisco, os doy dos opciones: El Fogón de Varoja de la calle Narváez ofrece una amplia selección de tapas −a gusto del consumidor− como paella, gambas, o ensaladilla rusa. Y si empalmáis el aperitivo con la comida, sus arroces son la especialidad de la casa. Por otro lado, Sanchís −en la ya mencionada calle Menéndez Pelayo− es el bar marisquería más emblemático de la zona. Si os tomáis una caña o un vino podréis probar sus deliciosas tapas en las que también predomina el marisco. Muy aconsejable probar algo más de la carta, como los percebes o el bacalao. Ambos locales tienen terraza.
En la misma calle tenemos Bar Martín, la tasca veterana de la zona del Retiro desde 1940. Pequeñito pero muy acogedor, es el bar donde tomar la primera a la hora del aperitivo. Con cada bebida regalan empanadillas, un filetes rusos o croquetas, por ejemplo. Por último, al lado del Wizink Center, Bar Los Torreznos. Es admirable lo rápido que atienden teniendo en cuenta la de gente que se suele acumular en la barra. Tienen una pequeña zona de comedor para comer o cenar (también muy recomendable). Su propio nombre indica al visitante lo que hay que pedir obligatoriamente.
Para comer patatas bravas: Taberna & Media. Se proclamaron ganadores de la primera edición del Concurso Internacional de Elaboración de Patatas Bravas.
Moncloa
A lo largo de la calle Pintor Rosales se despliega toda una amalgama de bares y restaurantes −la mayoría de ellos con terraza− a precios un poco más elevados que el resto de los barrios. Me quedo con dos de ellos: Marius 1956, un espacio que combina tradición y vanguardia justo en frente del Parque del Oeste en el que tomarse una copa de vino acompañada con unos montaditos de algún embutido de calidad. En Toma Jamón he desayunado más de una vez, y tomado el aperitivo, claro. El personal es encantador y el jamón, qué os voy a contar.
A un par de calles más arriba, se encuentra Casa Paco, conocido en la zona por sus increíbles tortillas de patata, de mil sabores (mi favorito el de foie con cebolla caramelizada). Y qué decir de sus croquetas… Las tapas son abundantes, caseras y ricas.
La Latina
Otra de las calles más frecuentadas para tapear es la mítica Cava Baja, con tabernas castizas archi conocidas como Casa Lucio, Casa Curro o La Chata. En este caso os voy a hablar de mi favorita, Taberna Casa Paco (nada que ver con el de Argüelles). Lo primero que llama la atención al entrar es la decoración; la barra, los cuadros y las fotos han sido testigos del paso de los comensales desde 1933. Es el lugar perfecto para pedirse un vino o un vermú de grifo y acompañarlo con alguna de sus deliciosas y madrileñas tapas: chicharrones, queso o torreznos.
Si sois queseros y estáis por La Latina, tenéis que pasar por Casa Gerardo. El olor al entrar y su interminable lista de quesos y vinos conseguirán que os quedéis un buen rato tomando el aperitivo (o comiendo si la cosa se alarga). Entre sus raciones podéis encontrar lacón a la gallega, cecina de león, sobrasada de Mallorca D.O. o pimientos del piquillo con bacalao. Por supuesto, con cada bebida viene una tapa para abrir boca y degustar el productazo que tienen.
Tetuán
Además de ser una de las zonas más concurridas para el afterwork, Bernabéu y alrededores fue −y sigue siendo− durante mis años de carrera universitaria el lugar de reunión por excelencia en el que me juntaba con mis amigas para tomar algo. En Las Jarritas sabes cuando entras, pero no cuando sales. El ambiente, el servicio y, por supuesto, las tapas harán del aperitivo o tardeo el mejor momento de la semana.
En esta la misma línea se encuentra Bar Barroja, un bar de barrio en el que el cliente pide la bebida y ellos se encargan de la tapa; montaditos de chistorra, tortilla de patata o lomo ibérico representando la calidad y el sabor de todo lo que ofrecen en su carta.
Carrillada al palo cortado, garbanzos con callos, manitas de cerdo o chipirones con anchoa. Estas son algunas de las mil tapas que El Quinto Vino ofrece para picar junto a un vinito de su amplia selección con más de 200 referencias, ubicado en la calle Hernani, toda una región gastronómica de la zona de Tetuán.
Chamberí
Conocido por sus patatas bravas, Cervecería Los Chicos está ubicado en la calle Guzmán El Bueno desde 1945, en pleno barrio de Chamberí. Actualmente el local sigue en pie y no solo venden las bravas clásicas; ya ofrecen hasta cinco sabores diferentes: americanas, mexicanas, canarias, italianas o indias. ¡Hasta han desarrollado unas patatas bravas sin gluten!
El tapeo en este bar también está a la orden del día: ensaladilla rusa, croquetas, tortilla o callos a la madrileña. Sus platos como la oreja, el pincho moruno o los mejillones tigre también son objeto de reclamo.
Malasaña
El número de bares por metro cuadrado en esta zona es abrumador; las opciones son infinitas y es fácil acertar, pero hay dos de ellas que son de visita obligada. En la misma calle, justo al lado, tenemos Bodega La Ardosa y Bar Sidi, del mismo grupo. Ambos con mucha historia detrás, una tradición cervecera reconocida y una amplia variedad de tapas castizas y populares.
Ciudad Lineal
Si nos alejamos un poco del centro, nos topamos con uno de los rivales de Los Chicos: Docamar (parada de metro Quintana). El local se encuentra en la plaza de Quintana; los fines de semana se llena de gente que hace cola para comer en este bar. La buena noticia es que va rápido y si solo queréis probar las patatas o tomar algo rápido, lo podéis hacer en la barra con una cerveza.
Si no os apetece esperar, en esa misma zona tenéis A Conchiña, un ‘bareto’ pequeño con tapas y especialidades gallegas. Son norteños, lo que significa que la cantidad de sus platos es considerable, incluso la de las tapas. Sus raciones, el trato de los empleados y la calidad del producto tampoco se quedan atrás.