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l 25 de septiembre se estrenó la serie La novia gitana (Atresplayer Premium), donde Montes se encarga de la partitura. También ha trabajado en Voy a pasármelo bien o en La casa de los cactus (estrenada en septiembre). Dedicarse a la música no es fácil, pero no imposible.
¿Cómo es trabajar en este sector? Este un mundo endogámico y pequeño, aquí y en Hollywood: lidias con la misma gente y sueles toparte con muchos egos. Pero hay una cosa crucial que es compartir gusto, algo que no se puede aprender ni explicar. Sabes cuando lo compartes, que es algo muy agradecido, y cuando no, que te dificulta.
¿Está más difícil para las mujeres? Cuando yo empecé no sabía lo difícil que era, pero creo que cada vez se abre camino para muchas compositoras. El mundo de la composición va más allá del cine, es la historia de la música. Venimos arrastrando esto desde hace siglos. Yo recojo un testigo de muchísimas mujeres que intentaron componer y vivir de ello. Las que lo consiguieron fueron pocas. Todo está cambiando, pero tarde. Todavía en 2022 estamos hablando de porcentajes muy bajos.
¿Qué supuso entrar en El buen patrón? Me alegró mucho porque conocía mucho su cine. Llevaba ya quince años trabajando en esto. Me hubiera gustado que hubiera pasado antes pero las cosas suceden cuando tocan. Estoy muy orgullosa por lo que pude hacer y aportar.
A la hora de componer, ¿se nota mucho el cambio de géneros? Cada género es distinto, y cada estilo y cada historia. El buen patrón, por ejemplo, es una comedia muy oscura, con un humor muy concreto. Había un hilo muy fino en el que o caes de pie o te caes. En ese filo tuvimos que andar para dar en el clavo. A mí me encanta arriesgar y hacer cosas diferentes aunque cuando es algo tan concreto es difícil encontrarlo.
Dentro del cine y la ficción en general, ¿Crees que se le da el suficiente valor a la música? Depende mucho del quién. En Estados Unidos sí porque son más conscientes de lo que hacen. En España y en Europa hay ciertos creadores a los que les cuesta ver la música en las películas y no saben cómo lidiar con ella. Hay otros que sí la valoran y te dan más libertad y confían en ti.
¿Falta mucho para que la situación mejore? Eso tiene que ver con la cultura musical, algo que se tiene que cimentar y cultivar desde la educación infantil. Sin esto, el futuro no resulta muy esperanzador. Hay países que fomentan más la formación. En España no se cuidan mucho las artes y la música menos. Ojalá eso cambie, pero mientras siga así solo podemos esperar que haya gente a la que le guste estudiar o que muestre interés por ello.
¿Cuál es tu compositor o compositora de referencia? Si tuviera que decir alguno sería Ennio Morricone. Pero no es que hay muchos. Lo que más valoro son los compositores valientes, los que tienen una voz y piensan qué pueden aportar. Lo difícil no es hacerlo, si no convencer a la gente con la que trabajas de que te deje hacer eso. Porque a porteriori todo el mundo te elogia, pero no sabe todo lo que tuviste que pelear para conseguirlo.
¿Qué le dirías a alguien que quiere dedicarse a esto? Viéndolo con perspectiva pienso que hay que tener mucha paciencia, creer en ti muchísimo y ser un poco inconsciente para saber a lo que te enfrentas. Cuando veo a los jóvenes con tanta ilusión pienso “No saben dónde se meten”. Yo en mi caso tuve todo a favor: el apoyo de mi familia, los estudios que he querido, una educación completa. Si ha sido difícil para mi pese a todo, imagínate para otros.
¿Qué necesitaría tu gremio? Hay un nivel muy alto y otro muy bajo. A los primeros no les importa pelear por los que vienen y los segundos no saben a todo lo que renunciarán. Hay derechos que se están perdiendo y son por los que esta profesión ha sobrevivido. Y puede llegar un momento no muy lejano en el que la profesión de compositor se extinga porque no sea viable. Ahora estamos sujetos por pinzas.