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Mr Haz: el sabor de la libertad

POR Tomi Aguirre

28/07/2022

Tato Repetto (AKA Mr Haz) es director de arte, artista y empresario. Ha forjado su personalidad con valentía a fuerza de reinventarse y dar la vuelta a su profesión. Unos valores que comparte con El Águila, una cerveza genuina que abandera la libertad. Así, Repetto fusiona el diseño y la dirección de arte con otra de sus pasiones, el grafiti, además de con su labor como hostelero.

Repetto lleva en su ADN, como buen bonaerense, el instinto para superar adversidades de toda índole con efervescente creatividad. Su esencia es la de un luchador infatigable que, además, lo hace siempre con una sonrisa y una broma que regalar.

Nos acercamos a su bar, Gorila Malasaña (Corredera Baja de San Pablo, 47), un local rebosante de arte y actividad y en el que podemos saborear El Águila Dorada y El Águila Sin Filtrar. Es para él como un hijo del que presumir. Esta entrevista tiene lugar poco tiempo antes de partir hacia Sevilla a pintar algunos de sus murales de encargo. Sus obras están en los muros y paredes de decenas de establecimientos por toda España. Sus proyectos favoritos son aquellos que tienen alma, que tienen una historia detrás que contar. Su talento está a la altura de su empatía por los que le rodean.

 

“No me defino como grafitero. Soy un diseñador gráfico a quien le gusta mucho la estética grafiti y fusiono ambas cosas”, comenta. Otro de sus trabajos más recientes es el mural que le ha encargado la Asociación de comerciantes de La Latina, barrio en el que reside, por las fiestas de La Paloma (segunda semana de agosto). Las dos propuestas que ha presentado son para enmarcar, aunque solo podremos ver una de ellas a la altura del número 26 de la Cava Baja. Se preguntaba: “¿Qué pinto? ¿Algo solo bonito o que tenga algo más?” Se puso a buscar escuelas de chotis, “para ver de qué manera puedo también ayudarlas”. Trata de buscar “historias reales, de barrio, que mis obras personales tengan una historia que contar”. Quizá te suene haber visto en redes sociales el encargo que le hizo el estudio de interiorismo Francisco Segarra. Era un local en Batán que anteriormente fue panadería y pastelería, desde 1975, y cerró con la pandemia. Realizó en él un retrato de sus antiguos dueños, Doña Victoria y Don Ángel. “Un bonito homenaje”, recuerda.

El primer cuadro que vendió en España, a donde llegó con mil euros ahorrados e infinita ilusión, fue “un retrato de René, un cubano que vive en la calle y al que dieron una paliza”. Lo retrató con una cámara Lomo (regentó durante varios años una conocida tienda de estas cámaras analógicas), la imprimió y pintó encima. “Vendí el cuadro y le pudimos comprar un audífono”.

De muy joven, en su ciudad, Buenos Aires, estudió Bellas Artes porque de manera natural siempre le gustó dibujar y pintar y aunque sus padres fuesen jueza y abogado respectivamente tuvo claro que su mundo era otro y decidió arriesgar.

Fue en Londres donde dio la vuelta a su vida, tras una estancia en Siena para pintar. Con 22 años estaba trabajando como obrero en un edificio de oficinas. “Me había sentado un momento a dibujar en mi moleskine y uno de los empresarios me vio y me mandó una semana a la Tate Modern”, para empaparse de arte y poder encargarle una obra que se situaría en ese mismo edificio. “Ahí tomé la decisión de que debía dedicarme al arte”, comenta.

El Águila nos invita a cuestionarnos menos y a disfrutar más del camino, coger las riendas de nuestra vida y tomar nuestras propias decisiones. Repetto también escogió su camino: “Yo no quería tener jefe, sino ser mi propio jefe”, recuerda. Ahora dirige un equipo de cuatro personas en su estudio, además de regentar Gorila Malasaña. Todo el interior de este bar está decorado por él mismo, aunque también invita a compañeros del espray a que dejen su huella, cuyas imágenes va renovando con el tiempo. Es un local en el que pueda suceder casi cualquier cosa, sin que lo esperes. Hasta ha tenido exhibiciones de BMX y de skaters, a pesar de sus dimensiones. “También traigo a gente de la escena del trap”, comenta.

En Madrid comenzó decorando el interior y las fachadas de algunos locales. “Monté una exposición y vendí todo el mismo día. En ella conocí al dueño del Naif”, que sería posteriormente su socio. Desde entonces entró como empresario en locales como el mencionado Naif, Bestia Kitchen Bar o Malasaña Las Palmas, pero se deshizo de sus participaciones y ha centrado toda su energía en Gorila, al que considera “como un hijo”, así como en la tarea de diseñador y artista, con la que disfruta con toda su pasión. “Le di otra vuelta a mi vida con el confinamiento. Para toda la hostelería ha sido muy duro y más para los que estamos en una zona como esta, de protección acústica y

que no tenemos posibilidad de montar una terraza. No hemos tenido ayudas de ningún tipo”. Ni cerró ni echó a sus trabajadores, gracias a los ERTE. Ahora, solo piensa en promover actividades que sorprendan, dando la vuelta a lo habitual.

 

 

Más de un siglo después de su creación, Cerveza El Águila nos invita a ser auténticos y genuinos, sin filtros ni distracciones, para sentirnos libres y tomar nuestras decisiones, como lo hizo en 1900 su fundador, un artista valiente e inconformista que decidió darle un giro a su vida. Espíritu que se ve reflejado en sus dos variedades, ambas perfectas para los amantes de la buena cerveza: El Águila Dorada, una lager especial de 5,5% vol., muy equilibrada y refrescante, que combina la intensidad de la malta caramelizada con la frescura de una mezcla de lúpulos, a la que se añade una nueva variedad, Lemondrop®; y El Águila Sin Filtrar, inspirada en los métodos tradicionales de elaboración de principios del Siglo XX cuando no se solían filtrar las cervezas y mantenían casi toda su levadura, es por eso que debemos darle la vuelta a la botella para despertar todo su sabor.

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