Lucía, nuestra fotógrafa, retrata a la cantante y compositora Nat Simons en Marilians, una de sus tiendas de discos favoritas de su actual barrio, Conde Duque. Mientras, Dani, el dueño, me comenta que le llevemos más ejemplares de El Duende, que se agotan rápido. Pero la foto llegará tras nuestra charla para esta entrevista.
Hemos quedado en la terraza del Café Moderno, en la plaza de las Comendadoras, uno de sus lugares favoritos del barrio; especialmente para desayunar. Como está a tope en esta cálida tarde de mayo caminamos hacia la del Roll Café, local de cocina “neoamericana” casera. Comenzamos hablando de discos de vinilo (el de Felina es de color rojo pasión) y comenta Nat (Natalia García Poza; Madrid, 1985) que hace tiempo que no tiene reproductor de cedés, y que prefiere los acetatos. El último LP que ha comprado es uno de Jesse Malin, de cuando fue a verle tocar, además de un directo de David Bowie del 74: I’m only dancing tour, para regalárselo a su chico. La crítica especializada ha dicho que el sonido del inglés y el del glam de su tiempo están muy presentes en las canciones de Felina.
Antes de la pandemia, Nat vivía en Chueca, pero un día se enteró de que el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque tenía salas de ensayo, algunas con piano y todo, y empezó a usarlas. Decidió venirse aquí a vivir y ahora cree que no podría vivir en otro barrio. “Es como un pequeño pueblo, con su plaza, el sonido del campanario… La calle Noviciado es como un decorado de película…”.
El caso es que el piano ha sido clave en su nuevo sonido. Dejó un poco de lado la guitarra acústica, tomó la eléctrica y experimentó con percusiones en el ordenador. Esa suma le abrió la mente, “por esto también Felina suena diferente”.
Le entrego un ejemplar de El Duende y se confiesa analógica por devoción: “Me encanta el papel, su olor y tacto. Tengo todas las revistas (con sus entrevistas) guardadas en casa de mis padres en Málaga. Y lo he intentado, pero no soy capaz de leer un libro digital…”.
Con “lo digital”, el streaming, anda “un poco cabreada”. Por lo “injustamente pagado que está su trabajo” por parte de las plataformas, algo que aireó su amigo Víctor Cabezuelo (Rufus T Firefly). Considera que “te dan cierta exposición para darte a conocer”, pero opina “que esto tiene que cambiar, aunque nadie se pone de acuerdo… “. Le gusta cuidar cada lanzamiento y quiere “reinvertir en cada siguiente proyecto”. Hasta ha diseñado ella misma los carteles de uno de sus recientes conciertos en Madrid (como hacía en sus inicios; trabajó como diseñadora antes de dedicarse a la música) y los llevó a imprimir a su imprenta del barrio, en la calle San Bernardo.
Este mimo es algo que reluce en sus discos. Siempre se ha preocupado por grabar con buenos músicos en buenos estudios, pero “cada vez es todo más cuesta arriba. Además, con la pandemia hay un embudo de grupos que quieren tocar, pero no todos tienen la oportunidad”. Ahora está dando la mitad de conciertos que antes. Y “cada vez se vende menos en soporte físico y te dan menos dinero las compañías porque saben lo que hay. Es todo muy precario”. Ha pasado de dedicarse al 100% en su proyecto musical a tener que buscar otras alternativas, como dar clases como coach de voz. Su carrera “siempre ha sido una lucha constante”, pero tiene las cosas muy claras: “Sé que no me va a parar nada, pero a veces es frustrante”.
Esas ganas se traducen en un ambicioso proyecto que suma una “ese” al título de su último disco. Con “Felinas” quiere colaborar con otras mujeres cantantes y compositoras, referentes, sobre todo, del rock. Tanto haciendo duetos como teniendo “conversaciones cara a cara, con otros puntos de vista que surjan a través del diálogo”. Tiene algún nombre confirmado, pero prefiere no contar más hasta que el proyecto sea más sólido. La idea es grabarlo de aquí al otoño. Lo que sí sabemos es que irá más allá de lo musical. Simultáneamente también está preparando nuevas canciones pues tiene mucho material acumulado que quiere ir grabando.
Tras nuestra charla, llegará lo mejor: el privilegio de entrar al local de ensayo, en donde se sumará al piano y voz su hermana Elena, que forma parte de su banda, e interpretarán algunos fragmentos de dos de sus canciones. Lucia pudo grabarlo en video. Puedes verlo en el inicio de esta noticia.