Mi barrio es el mundo”, afirma el artista cuando le mostramos el título que da nombre a este número. “Me siento representado por muchos barrios de muchos lugares diferentes”.
Y es que Okuda San Miguel es de muchos sitios a la vez; del barrio de Los Ríos (Sagunto, Valencia), “donde jugaba al futbol, patinaba y donde mis padres tenían el bar”. De Embajadores, donde vive actualmente y donde se encuentra uno de sus rincones fetiche para las grandes celebraciones: Hermanos Valdivieso (Fray Luis de León, 7). Del Bronx, donde tiene un ahijado y donde confiesa “se siente cómodo desde que lo pisó por primera vez”, o de Quito, en donde está actualmente trabajando en un mural de gran formato.
Desde hace algunos meses, Usera es el nuevo barrio que lidera esa lista de “El mundo de Okuda” y donde se posan todas las miradas con hambre de arte. ¿El motivo? Factory of Dreams, el nuevo estudio del santanderino, galería y punto de encuentro de creadores y público que acaba de nacer en el número 8 de la calle Carmen Bruguera.
Y es que, en la ribera del Manzanares están floreciendo multitud de galerías y estudios en una especie de acupuntura cultural que llena de color y movimiento las venas del conocido como Chinatown de la periferia de Madrid.
“Las grandes ciudades tienden a expandirse. El centro, al final lo invaden grandes marcas y empresas, y los artistas, entonces, tendemos a irnos a otros barrios. Carabanchel se va a convertir en una especie de Greenwood [haciendo referencia a Brooklyn]. Culturalmente es un barrio que está creciendo mucho y me hace muy feliz que todo esto pase alrededor de mi estudio”.
Y como su propio nombre indica, lo que fue un sueño, se convirtió por fin en realidad. Eso sí, ha nacido tras un embarazo más largo de lo esperado: “Pandemia de por medio, permisos, arquitectos, diseño… Al final han sido dos años y medio. Estoy muy contento con el resultado. Está hecho perfecto para cada uno de los profesionales que conforman tanto mi estudio, I am Okuda, como Ink and Movement. La idea era subir de nivel y abrirnos puertas hacia otras disciplinas”.
Pero esta fábrica warholiana de sueños, no solo abre otras disciplinas a los artistas sino también las puertas al público. “Estamos estos días preparando toda la programación con el equipo y esperamos comenzar en las próximas semanas. Se podrán hacer experiencias, eventos especiales e incluso hacer uso de la cocina para algunas colaboraciones gastronómicas. Es un espacio producido para crear obra, un punto de encuentro entre creadores donde compartir y generar cosas nuevas”.