Camino de un rodaje, Javier Gutiérrez se para a reflexionar sobre su profesión y las emociones. Entre sus próximos proyectos está una versión para teatro de Los santos inocentes, de Fernando Marías y Javier Hernández Simón; y la última película de Alberto Rodríguez, Modelo 77. En enero estará en Teatros del Canal con Principiantes.
¿Qué emociona a Javier Gutiérrez?
Me considero una persona extremadamente sensible, muy de piel, me emocionan muchísimas cosas. Yo que soy padre de dos niños, uno más mayor y otro muy bebé todavía, me emociono con la inocencia de un ser tan inofensivo como un recién nacido.
¿Qué representan todas estas emociones para ti como actor?
La observación o la imaginación son herramientas tremendamente poderosas y que hay que cultivar para seguir creciendo como actores. En ese terreno entra el mundo de las emociones, los actores debemos lidiar constantemente con ellas y estar muy abiertos. Cuando uno trabaja desde la honestidad y el puro amor consigue llegar a emociones quizás inexploradas o desconocidas en la vida diaria, que luego hacen que tus interpretaciones vuelen más alto.
¿En qué espacios un actor conecta mejor desde esa emotividad con el público?
Es mucho más difícil conectar a través de una cámara, para eso y por eso es tan importante trabajar con el otro, me gusta apoyarme mucho en los compañeros. Soy un actor que necesita del otro para poder conectar con la emoción.
En el teatro eso cambia, supongo.
Hay algo maravilloso en el teatro que es el espectador, en el cine la cámara puede ser un buen aliado o tu peor enemigo. El público te acompaña en la respiración, en la emoción, en la risa, en el llanto, hay una comunión encima del escenario que es inigualable.
¿De qué herramientas te sirves para preparar un personaje?
Me siento bien en cualquiera de los terrenos, con la inmediatez de la televisión los actores estamos más desvalidos, en el cine hay una forma de hacer más sosegada, hay tiempo para paladear el proceso. En el teatro, hay 45 días de ensayos y cada vez que sales a escena tu trabajo se enriquece. En el caso del cine o la televisión, lo que haces es lo que queda.
¿Cómo construyes tu personaje en función de cómo estás ese día?
Tanto en el teatro como en un set de rodaje, el estado anímico en el que estás puede teñir a tu personaje y actuación de una forma que ni habías pensado. Creo mucho en cómo llegas a un set o cómo te subes a un escenario, y poder trabajar desde ahí para procurar cosas maravillosas. Me encantan los accidentes, lo inesperado e imprevisto, que la actuación esté viva en todo momento. Me gusta ensayar y llevar las cosas preparadas, pero me apetece que algo sorpresivo enriquezca el trabajo.
¿Con qué género te sientes más cómodo?
Creo que la comedia es algo muy serio y complicado, y me da rabia que sea un género denostado o menor para mucho público. Le doy mucho más valor a una buena comedia que a un buen drama, no hay nada más triste que una comedia que no haga gracia.
Vuelves a coincidir con Andrés Lima, con Principiantes la obra con la que estaréis a partir de enero en los Teatros del Canal y atravesada por una de las emociones universales, el amor.
Es un espectáculo basado en un par de relatos de Raymond Carver, con una versión extraordinaria de Juan Cavestany y con la dirección de Andrés Lima. Es complicado llevar al teatro algo tan literario, Andrés desde la puesta en escena, con una dirección muy moderna y apoyado en un espacio sonoro muy particular, junto con el propio movimiento escénico de dos parejas hablando del amor en la mesa de una cocina, logra convertirlo un artefacto escénico muy potente.
¿Qué te mueve a la hora de elegir los proyectos?
Hay muchos factores, uno de ellos es la intuición, nunca sabes cuál va a ser el resultado de un proyecto. A veces después de hacer mucha televisión me apetece zambullirme en el teatro… Depende del momento, del proyecto y sobre todo de los compañeros de viaje.
Reconectar con tus raíces, con el teatro.
Yo que tengo este espíritu tan romántico, sigo pensando en esa familia teatral de cómicos, mi ligazón con el teatro es muy particular, es la gasolina del actor y me coloca en un lugar muy diferente.
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