Hablamos con Laura Opazo, comunicadora experta en moda, de su libro Armario Sostenible (Ed. Zenith) y de la necesidad de cambiar nuestros hábitos de consumo. La moda rápida ha contribuido a que el sector textil sea el segundo más contaminante del mundo. Es hora de que nos olvidemos de las tres bes (bueno, bonito y barato), y demos paso a las dos ces: consumo consciente.
En Armario Sostenible cuentas que tú misma vivías en una ‘burbuja de consumo’, ¿qué te hizo cambiar?
Trabajaba en el departamento comercial de una revista de moda, era muy estresante y al mediodía salía y me iba de compras. Compraba de una forma un poco bulímica y absurda, porque eran cosas que no necesitaba. Mi cuenta empezaba a resentirse y no entendía por qué compraba tanto. Esto, unido a noticias terribles, como el edificio que se desplomó en Bangladesh con un montón de personas dentro, o los datos sobre lo contaminante que es la industria de la moda, hicieron que ya no pudiera mirar a otro lado.
¿Qué opinas de la percepción de que la moda sostenible es cara?
El coste de cualquier prenda nos parece caro si lo comparamos con la moda low cost, pero la moda fast fashion tiene un coste medioambiental detrás altísimo. Además, dentro de la moda sostenible hay una amplia horquilla de precios, desde marcas de lujo hasta otras como la albaceteña Capitan Denim, con precios muy asequibles. Se puede comprar ropa sostenible sin dejarse el salario del mes.
¿Las tendencias, que cambian tan rápido, tienen ‘la culpa’ de que seamos menos sostenibles?
Cuando te conoces bien no eres tan influenciable y vas a comprar de forma más reflexiva. También es muy importante fomentar la creatividad. Muchas veces escucho eso de ‘es que no tengo nada que ponerme’, y no es cierto. Se visten como les dicen y no experimentan. Justo ahora acabo de lanzar un taller online con Milk School para ayudar a la gente a descubrir su propio estilo, ese con el que se sientan cómodos y transmitan sus valores, sin necesidad de seguir las tendencias.
Todas las marcas ahora parecen ser sostenibles, el famoso greenwashing. ¿Cómo podemos saber si lo que nos dicen es cierto?
Que una marca sea 100% sostenible en el textil es muy difícil. Pero las marcas no quieren perder rentabilidad y se suben al barco. También es cierto que todo proceso de cambio lleva un tiempo. Lo más importante es asumir que los cambios en una empresa son progresivos, y no tratar de engañar al consumidor.
Hay términos dentro del mundo de la moda que parecen sinónimos pero no lo son, por ejemplo, vintage y segunda mano, o upcycling y recycling…
Para que algo sea vintage tiene que tener mínimo 20 años, normalmente suelen ser prendas de segunda mano, pero no siempre, podría ser una prenda que no llegó a estrenarse. Además, lo vintage suelen ser prendas de interés, reconocibles de otras décadas. Segunda mano puede ser cualquier cosa, algo que compro hoy y vendo mañana. Con el upcycling se hace una mejora sobre lo que se recicla. Por ejemplo, RE/DONE es una marca de jeans hechos a partir de otras prendas. Es un tipo de reciclaje creativo y con más diseño, que mejora la prenda o prendas que recicla.
La producción bajo demanda es una forma de consumo mucho más reflexiva que parece coger fuerza…
El mundo digital es genial, pero las tiendas están abiertas 24/7 y lo queremos todo ya. Nos hemos vuelto demasiado impacientes. Muchas empresas trabajan ahora bajo demanda de una forma muy inteligente y premium, por ejemplo, solo fabrican dos veces por temporada, o hacen solo 50 prendas de un modelo, y la gente lo paga y está dispuesta a esperar, porque es muy exclusivo. Es interesante, porque le damos valor a la espera y a la paciencia.
¿Cómo consumiremos moda en el futuro?
Una gran idea es el sistema de alquiler. Vivimos en casas pequeñas, tenemos poco almacenaje… Es más lógico alquilar un plumas el mes que haga frío y luego devolverlo. La misma prenda puede cubrir las necesidades de varias personas. Puedes jugar con tu imagen sin necesidad de comprar y acumular. lauraopazo.com
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