Beethoven se ha adelantado a Bach y ya figura en las estadísticas como el compositor más programado en todo el mundo. La Fundación Juan March le rendirá tributo con el ciclo Beethoven: el cambio permanente, que abarca un amplio espectro: desde obras de juventud como el Trío op. 1 hasta las Variaciones Diabelli. «Lo que equivale a acompañar a su creador desde su condición de heredero natural del estilo clásico del siglo XVIII hasta su posición de iniciador de un nuevo lenguaje», cuenta Luis Gago, a cargo de las notas al programa. En el programa, la violinista Anne Katharina Schreiber, el violonchelista Jonathan Cohen y el fortepianista Kristian Bezuidenhout (29 de enero); el violonchelista Thomas Demenga y la pianista Eunyoo An (5 de febrero); la violinista Rachel Podger y los pianistas Christopher Glynn (12) y Alexander Lonquich (19). Fundación Juan March. Hasta el 19 de febrero.
Un ‘Anillo’ apocalíptico en clave ecológica
Tras su lectura esmerada y lúcida de la primera entrega de la Tetralogía, Pablo Heras-Casado continuará con la segunda etapa de El anillo del Nibelungo, sin duda el título más popular de la serie gracias a la Cabalgata de las valquirias, de la que se sirvió Coppola en la famosa escena de Apocalypse now para inducir a los soldados norteamericanos a un estado de exaltación bélica. El montaje de Robert Carsen, que lleva dos décadas recolectando aplausos por los grandes teatros de ópera del mundo, recupera la idea primigenia del oro como acumulación de capital y nos sitúa en un mundo contaminado y devastado por la avaricia de poder. Wagner tardó 26 años en concluir el ciclo y, tras escribir el último compás de El ocaso de los dioses, añadió al final de la página: «No diré nada más». Teatro Real. Del 12 al 28 de febrero.
El ying y el Wang
Yuja Wang forma parte, junto a Lang Lang y Yundi Li y Wu Qian, del famoso dream team que en los últimos años ha despertado un inusitado apetito por la música clásica en China. A los 14 se mudó a Canadá y después recibió clases de Gary Graffman en Filadelfia, donde aprendió a profundizar en la partitura, a recurrir a la técnica sin renunciar al sentimiento y a defender su sonido a capa y espada. Desde entonces, cada una de sus interpretaciones es una valiente reivindicación del instinto, la imaginación y la espontaneidad frente al olimpismo técnico. No importa que la etiqueta de los conciertos exija minifaldas menos minis que las que suele lucir. «El cuerpo de un intérprete es un lenguaje en sí mismo, y yo no voy a renunciar a mi personalidad», asevera la pianista en alusión a su vestuario de Miu Miu, Cavalli o Chanel. En el XXV Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo abordará varias piezas de Bach, el Fandango de Granados, Málaga de Albéniz y tres obras de Chopin: la Barcarola op. 60, la Mazurka op. 33 y la Polonesa-Fantasía op. 61. Auditorio Nacional de Música. 19 de marzo.
Simon Rattle busca el alma de Mahler
Reconoce el maestro de Liverpool que la música del compositor bohemio está íntimamente relacionada con su propia trayectoria como director. Si hace tres años se despedía en Madrid de la Filarmónica de Berlín con la Trágica para poco después presentarse como nuevo titular de London Symphony con la Novena, ahora regresa al ciclo Ibermúsica con la Cuarta a los mandos, una vez más, de la orquesta británica. Durante el concierto intervendrán como solistas la soprano Camilla Tilling (en la Bachiana Brasileira nº 5 de Villalobos y durante el lied final de la sinfonía mahleriana) y la violinista Patricia Kopatchinskaja (a propósito del Concierto para violín nº 2 de Ligeti que sonará en la primera parte del concierto). Auditorio Nacional de Música. 13 de mayo.