Para George Restrepo todo es cuestión de storytelling. Este barman autodidacta saltó del mundo de la publicidad al de la fotografía y de repente los cócteles irrumpieron en su vida. Al frente del proyecto Coctelería Creativa desde 2010, asegura que su gran aprendizaje fue enseñando. Colombiano de nacimiento y residente en Barcelona desde hace más de quince años, cuenta que la gente en América Latina bebe, come y acaba bailando encima de las mesas en los bares de cócteles. No tenemos que llegar a esto, pero con cambiar un poco nuestras costumbres, sería suficiente.
Hoy en día hay muchas escuelas y el sector se ha profesionalizado hasta alcanzar el nivel universitario, pero el cantinero recuerda que cuando le dijeron que impartiera clases apenas tenía conocimientos. Decidió lanzarse y tras más de una década dedicado a la coctelería, con el tiempo ha ido creando y moldeando su propio discurso. Hace un año que inauguró un lugar para la experiencia y el aprendizaje, Demo Bar, donde me recibe con su inconfundible sonrisa. “Estamos en un momento en el que la coctelería ha avanzado mucho en España y empieza a destacar entre otros países. En estos últimos 15 años las coctelerías han desarrollado sus propuestas con el turismo y la demanda del que viene de fuera ha hecho crecer el sector. Empieza a haber un turismo de bares, se ofrecen ránkings, rutas y hay un afán por destacar”.