Probablemente si a Levi’s Strauss le hubiesen dicho en 1873 que de su uniforme minero iba a salir una moda, pensaría que le estaban tomando el pelo. Sin embargo, 145 años después, su Levi’s 501 sopla las velas en el apogeo de la moda vaquera. El denim se ha ganado el respeto de todos los diseñadores y el amor de la calle.
Es prácticamente imposible que esta tela desaparezca. Es atemporal, favorecedora y democrática. Si en verano la combinación perfecta fue el total look white, de cara al frío se lleva teñido de colores otoñales. Así lo corroboró Kendall Jenner en la campaña de Calvin Klein, marcando el ritmo con un pantalón y una camisa vaquera muy oscuros. Como novedad, el tobillo ya no se enseña. Las siluetas son más largas y los patrones rectos o ligeramente acampanados. Los skinny jeans pierden adeptas por el bien de la circulación de las piernas.
La comodidad es vital en la dictadura del athleisure y la moda vaquera le hace sus guiños. Alessandra Ambrosio popularizó los joggers denim de Replay con tejido Hyperflex, súper elásticos, y los jugadores Neymar, Piqué y Andrés Iniesta se pasaron el balón con ellos como si estuvieran en mallas. El año pasado las stripes de los chándales fueron replicadas en el 99% de los jeans de Inditex y este año repiten. La línea Levi’s Commuter, pensada para ciclistas, tiene desde costuras que se abren para dar libertad de movimiento a bolsillos profundos para pedalear sin perder nada o bandas reflectantes en los bajos.
Aunque el toque de tendencia de la tela vaquera de este otoño lo darán las borlas, los flecos, algún que otro print animal y metalizado, el borreguito y el pelo, que vuelve a forrar la ropa para no pasar nada de frío.