Orgullo sin prejuicios
por Borja Domínguez
Orgullo y Madrid, dos palabras ya relacionadas en la cabeza de los habitantes de la capital y de todo el país. La cita está tan asentada que se considera una fiesta popular más de las que recorren los barrios de Madrid cada verano.
Madrid es la anfitriona de uno de los Orgullos más grandes del mundo, un honor que se ha ido construyendo a lo largo de cuatro décadas. 20 años antes del nacimiento de El Duende, Madrid celebraba su primera manifestación del Orgullo. Ese 28 de junio de 1978 reunió a 7000 valientes que se enfrentaron a la incomprensión social y política. En 2017, ya capital del Europride y del Worldpride, la cifra de asistentes rondó los 2 millones.
Una de las claves del éxito internacional del orgullo madrileño es la implicación de las instituciones en las reivindicaciones y su colaboración estrecha con los colectivos organizadores. El Ayuntamiento ya lanzó una ambiciosa campaña para el World Pride de 2017 bajo el lema “Ames a quien ames, Madrid te quiere” que continuará en 2018 con un plan de adhesión de empresas del sector turístico para hacer de la experiencia del visitante algo inclusivo, que deje claro que Madrid da un abrazo de bienvenida a aquel que la visita.
Ya no sorprende que la sociedad española esté entre las más tolerantes y abiertas con el colectivo LGTBI a nivel mundial, gracias a legislaciones pioneras y al trabajo incansable de colectivos, asociaciones y ciudadanía. Los derechos ganados, y merecidos, aumentan con el tiempo y se aceptan rápidamente, pero esto no debe hacer olvidar por qué estamos aquí y qué camino queda por recorrer. El atractivo mundial de las celebraciones, el carácter festivo de Madrid, son el acompañamiento a unas semanas reivindicativas que cada año ponen el foco en una problemática no resuelta del colectivo LGTBI.
Parece mentira que la OMS haya esperado a 2018 para sacar la transexualidad del listado de enfermedades mentales (la homosexualidad salió de la lista en 1990). Esta buena noticia es algo más que celebrar en este Orgullo, que apostará por la visibilización de las personas trans bajo el lema “Conquistando la igualdad, TRANSformando la sociedad”. Aunque esa sensación de avance y desarrollo social sea real, no significa que todo el trabajo esté hecho, y las personas trans son las que se enfrentan a mayor grado de discriminación en su día a día, sufriendo incomprensión y rechazo en ámbitos tan básicos como la salud o el trabajo. La visibilización de estos problemas no solo sirve para apoyar a este segmento de población, también es necesario para concienciar y educar al resto de ciudadanos de las dificultades de las realidades trans.
Finalmente, cabe destacar que la ciudad de Madrid ha puesto en marcha una unidad policial encargada específicamente de que ningún comportamiento LGBTIfóbico quede impune, pues en los últimos años se ha producido un incremento de delitos de odio hacia la comunidad LGTBI.