Cuando le preguntamos a Diego Cusano si se nos escapa la fantasía que nos rodea nos responde “Depende”, y acto seguido tararea la letra completa de Jarabe de Palo. Quizás uno y uno no sean dos, ni queramos decir sí cuando decimos sí. O el vino empeora con el tiempo. De la misma forma, un croissant puede ser un paracaídas, un ovillo de lana el peinado de una geisha o un caramelo la carita de una niña con chichos. Al menos en la imaginación este italiano natural de Caserta. Pianista e ilustrador de profesión demuestra, una vez más, en la portada de este número de El Duende lo irónico, inteligente pero, sobre todo, lo poeta que puede llegar a ser.
¿Quién te dio el apodo de “cazafantasías”? Yo mismo. No me gustaba hablar de mí como “artista”. Cada día intento tener nuevas ideas a través de mi imaginación, mi fantasía, que se convierten en dibujos.
¿Cómo empezaste a mezclar dibujos con comida y objetos reales? Terminé la carrera y empecé a cuestionarme todo lo aprendido. Un día, mientras hablaba por teléfono, estaba jugando con un cable amarillo y sobre la hoja que tenía delante parecían las gafas de Harry Potter. Dibujé dos ojos y una sonrisa y desde aquella vez experimenté ese camino.
¿Visitas los mercados para inspirarte? Sí, los pequeños. No me gusta el caos de los supermercados. Allí me puedo inspirar con los aromas de la fruta, su color…
¿Hay cultura de mercado en Italia? Por supuesto. Yo intento comprarle directamente los productos a las granjas porque me transmiten la pasión que han puesto en que lleguen hasta a mí.
¿Qué tipo de público tienen allí? Como la cultura “gastro” está cambiando por los medios y programas como Masterchef, que pone el valor el producto fresco, a la gente joven le interesan. Abren caterings, foodtrucks, heladerías… que trabajan mimando los ingredientes. Hay muchos jóvenes de entre 20 y 35 años comprando en los mercados de abasto.
¿Cómo artista, participas en mercados? He hecho muchísimas exposiciones en mercados porque en el mundo del arte los dibujantes están subestimados. Las asociaciones de artistas o las galerías nos piden hasta 1.500 euros por exhibirnos en tres metros cuadrados. Va en contra de mis principios, por lo que no me gusta usar el término de artista. Para eso prefiero gestionar mis obras en mis redes sociales. Ellas convirtieron mi pasión en mi trabajo.
¿Algunos encargos hechos por tus seguidores? Un ruso me contactó para diseñar la tumba de un familiar. Otras veces me piden ideas para un cumpleaños, regalos para amigos… Tengo más de 45 peticiones al día.
¿La democratización del arte favorece al creador o lo devalúa? Las copias no deberían existir. El trabajo de un artista es arduo y de repente llega el idiota perezoso que te lo copia y a la gente le da igual. Hace seis años busqué mi estilo en Google y solo Victor Nunses trabajaba en algo parecido, pero componiendo con muchos objetos en cada hoja. Yo quise ser minimalista y hoy tengo cientos de copias. Cuando veo una, elimino el post de la mía.
Has reinventado las funciones de muchos objetos. Todo a mi alrededor es hermoso y cambiando su significado redescubro su belleza. Cuando miro una vid, cada uva es perfecta. Las flores me cautivan, por eso trabajo poco con ellas. Odio arrancarlas para una ilustración. Respeto mucho la naturaleza y la comida. Todo con lo que trabajo se consume después. www.diegocusano.com