Padrino de la tercera edición del festival de videojuegos Fun & Serious Game Festival, Nacho Vigalondo (Cantabria, 1977) es más que un director de cine. Guionista y cortometrajista, no duda en ejercer de actor e, incluso, de estrambótico cantante. Este año ha estrenado ‘Open Windows‘, un thriller donde las pantallas del ordenador comparten protagonismo con Elijah Wood y Sasha Grey, ex-actriz porno. Mataría por escribir un capítulo de Black Mirror.
¿Qué te ha hecho merecedor del nombramiento como Padrino de este festival de videojuegos?
Bueno, nunca he ocultado mi interés por los videojuegos, incluso he colaborado en publicaciones como Superjuegosy Mondo-Pixel, escribiendo columnas de opinión y pequeños ensayos. Supongo que resultará interesante para el festival que, sin representar inicialmente al mundo de los videojuegos, no tenga ningún problema en zambullirme públicamente en él. Todo esto me agrada mucho, me siento como si hubiese encontrado una manera de rentabilizar todas las horas que me he pasado jugando. ¿Me lees, papá? ¡Todo esto servía para algo!
Open Windows traslada algunas convenciones del lenguaje del videojuego a la gran pantalla…
Open Windows fuerza elementos asociables al videojuego, como el punto de vista en primera persona absoluta, o el relato en tiempo real. A partir de ahí, la película imita el escritorio de un portátil conectado a internet.
Es tu tercer largometraje, el primero rodado en inglés y con estrellas como Elijah Wood. ¿Cómo ha sido trabajar con él? Aunque imaginamos que todos te preguntarán por Sasha Grey…
Elijah Wood y yo éramos amigos antes de trabajar juntos. De hecho, escribí el guión pensando en él. Sasha ha sido una excelente compañera, y las charlas han sido interminables. Ambos son el tipo de persona que más me interesa, capaces de hacer malabarismos con su propia proyección pública y tener una carrera impredecible.
Las nuevas tecnologías expanden pero también limitan nuestra libertad. ¿Deberíamos ser más cuidadosos con su uso?
Bueno, sí, deberíamos ser un poco más conscientes de la facilidad con la que estamos cediendo nuestra privacidad a empresas y entidades que viven de traficar con ella.
¿Podemos considerar el videojuego como una herramienta artística más?
Se puede decir de una manera más sencilla, el videojuego es un lenguaje más, con sus carencias y virtudes, como cualquier otro lenguaje que no deja de evolucionar.
¿Te has planteado alguna vez participar como guionista en algún videojuego?
Sí, muchas veces. Me gustaría tener algún día la ocasión de poner alguna idea a prueba, o de colaborar en el guión de algún proyecto.
¿Qué importa más, según tu criterio, la estética o la mecánica?
La mecánica, sin lugar a dudas. En cualquier caso, cada vez es más difícil encontrar un juego con una mecánica espectacular que no tenga un aspecto cuidado. Los desarrolladores saben que juegos de catapultas ha habido muchos, pero para hacer historia ha sido necesarios arrojar al aire unos pajaritos de colorines.
¿Cuáles son los videojuegos que más te interesan?
No soy un jugador muy complejo, me temo. Supongo que el juego perfecto para mí, por mucha sofisticación que esconda por algún lado, debería poder ser jugado por cualquiera. Que por mucho que fuerce tu capacidad como jugador, tenga un sistema de juego fácil de asumir. Un ejemplo imposible de superar es el Resident Evil 4, un juego que a nadie le parece fácil, pero que todo el mundo se acaba.
¿Qué crees que ha cambiado desde que el videojuego sale al mercado allá por los 70 hasta la actualidad? ¿Qué rol crees que ha ejercido sobre nuestra educación?
Se puede describir de una forma sencilla: el videojuego ha pasado de ser una subcultura a ser más ‘mainstream’ que nada sobre la tierra. Es un fenómeno asombroso, como si el cine hubiese pasado de los hermanos Lumière a Iron Man 3 en cuatro décadas.
Texto: Inma Flor · Foto: Leticia Hueda