En el escenario de la Novela Gráfica aparecen nuevos actores y actrices. Como Mireia Pérez (Valencia, 1984), que en solo tres años ha participado en las mas interesantes revistas, publicaciones y trabajos colectivos de la historieta y la ilustración autóctonas. Recibió el Primer Premio de Creación Injuve en 2010, en la categoría de cómic, y fue seleccionada en el Premio Fnac/SinsEntido de Novela Gráfica en 2011. El resultado de este último premio es la publicación de su primera obra larga y con ella viajamos en el tiempo a la prehistoria.
En Nómada, el primer álbum de La muchacha salvaje, te has alejado del género de moda -la autobiografía- para retroceder a tiempos primitivos. Te has pasado al punto opuesto y… ¿estás escribiendo y dibujando sobre todos nosotros? Supongo que todas las historias son autobiográficas y no lo son al mismo tiempo. La muchacha salvaje es una interpretación de la realidad y en ella hay algo de mí, mentiría si dijese lo contrario. Pero está abordada desde un punto menos introspectivo que la autobiografía y tiene que ver más con las aventuras. De hecho es una historia bastante clásica.
Pero ¿el lector te conocerá mejor a través de esta posible “autobiografía metafórica”? No. Espero que los lectores se conozcan mejor a ellos mismos. Una obra de arte transciende cuando habla de su tiempo y se convierte en algo universal. La figura del autor debe estar siempre presente, pero como algo secundario.
Algunos pensarán que esta es una historia feminista, pero en realidad la protagonista representa al individuo diferente, desubicado, el artista. Sí, originalmente existía un matiz de lucha de sexos pero se fue diluyendo porque no me interesó relatar ese tipo de historia. La protagonista es una mujer y también lo soy yo, así que todo el feminismo de la obra se limita a eso, y creo que ya es bastante. Así que las dos afirmaciones son correctas.
Es una historia compleja pero te las has arreglado para centrar el encuadre en la protagonista, no solo siguiendo su aventura física, sino dando mucha importancia a sus emociones, sus miedos, sus pasiones. Y, en el punto opuesto, hay un especial esfuerzo y atención, creo que también disfrute, en ilustrar el escenario: la selva. La localización vino con la identidad del personaje. Porque de ella parte toda la historia. Cuando me puse a trabajar en esto, la idea vino de una ilustración en la que aparecía algo de bosque. La cosa se fue complicando y cuando me quise dar cuenta estábamos en una selva. Ha sido un proceso orgánico, poco premeditado. Fue un poco complicado encontrar el sentido pero ahora la historia ya está encauzada.
Texto: Christian Osuna. Imagen: portada de Nómada.