Decía Einstein que, para estimular su mente científica, pensaba un rato al día de forma opuesta a los demás. Erik Johansson (Götene, Suecia, 1985), con sus fotos irreales, paradójicas, a veces poéticas y siempre llamativas, nos invita a olvidar lo real, a reinventarlo. Edificios ingrávidos, escaleras sin fin… Ingeniero de formación, abrió un blog para publicarlas, y el talento y la red hicieron el resto: hoy han dado la vuelta al mundo y le permiten ganarse la vida. Una de sus fotos ilustra la portada de la edición nº 120 de El Duende, dedicada a la Memoria.
¿Te aburre el mundo real? Es una gran inspiración para imaginar un mundo loco. La creatividad no es un don, es un camino.
¿Cuándo empezaste a hacer fotos? Siempre me gustó dibujar, quizá porque mi abuela pintaba. Y pronto me interesé por los ordenadores, escapaba de otros mundos jugando con ellos. Cuando a los quince años cayó en mis manos una cámara digital, vi nuevos horizontes, pero al estar acostumbrado a dibujar y trabajar con ordenador, pronto me puse a manipular digitalmente las fotos para crear algo que no se podía obtener con un clic. Empecé a hacer mis montajes con imágenes de familia y amigos, dándoles un tono irreal. Era un hobby, nunca pensé que se convertiría en profesión.
Ahora, además de estos trabajos personales haces fotografía publicitaria. Sí, para pagar las facturas. Puede ser divertido, las limitaciones fomentan la creatividad, y es todo un reto realizar una idea ajena.
Algunas de tus fotos son graciosas, otras provocan ansiedad. Es difícil definir qué provocan y por qué. Creo que la música que escucho durante la posproducción influye en el resultado, que, sea cual sea, cada uno interpreta de una manera.
¿Cómo se te ocurren las ideas? Las encuentro en todo lo que me rodea, y en el trabajo de otros artistas (más en el de pintores, como Magritte o Dalí, que en el de fotógrafos). Creo que la clave está en mirar el mundo con un enfoque inusual. Y las ideas son tan importantes como su realización.
En el mercado artístico actual, ¿existe el mismo interés por el arte menos convencional, como el tuyo, que por el tradicional? Muchas veces lo mío ni siquiera se considera Arte. Pero creo que es una mentalidad que poco a poco está cambiando.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene promocionarse en la red? Gracias a la red, hoy es más fácil compartir y encontrar Arte. Y si haces algo original y chulo, se difundirá solo. La única desventaja es que a veces se publica tu trabajo sin firma, aunque lo importante es que se comparta.
¿Y si hubieras nacido en 1900, sin fotografía digital? Creo que sería pintor. En el fondo, lo que necesito es una idea y un lienzo.
¿Y si le pudieras hacer una foto a tu admirado Dalí? Sería la más surrealista de todas.
¿Cuál de tus obras te gustaría hacer realidad? Esa en que arrastro mi propia carretera. Para ir a mi aire.
No tienes ni treinta años y ya eres famosísimo. ¿Cómo te ves dentro de veinte? El reconocimiento me ha llegado en los últimos tres o cuatro. Antes, jamás lo podría haber imaginado. En dos décadas espero poder trabajar a tiempo completo en proyectos personales y hacer manuales para niños, para provocar a artistas en potencia.
Texto: Paloma Fidalgo. Foto: Go your own road, Erik Johansson.