Un catálogo recoge 280 enigmáticos dibujos atribuidos recientemente a James Edward Deeds, paciente de un manicomio de Missouri de principios del siglo pasado.
Una conjetura biográfica entretiene a los marchantes de arte de Nueva York desde que hace unos días se publicara The Drawings of The Electric Pencil, un catálogo que reúne 280 dibujos atribuidos recientemente a un desconocido: James Edward Deeds. El carácter misterioso de la colección se sostiene en la naturaleza poco convencional de unas imágenes dibujadas a lápiz sobre las páginas de un cuaderno pautado del State Lunatic Asylum No. 3, un hospital psiquiátrico de Nevada (EEUU). Pero también por el hecho de que las obras, valoradas hoy en 12.000 dólares la pieza, fueran rescatadas de un cubo de basura en 1970. Su adjudicatario, un niño de 14 años de Springfield, Missouri, guardó el tesoro en un cajón durante 40 años, hasta que una web de historia se interesó en publicarlas.
Varias pujas de eBay después, el coleccionista y escultor Harris Diamant se hizo con la colección, que ha sido el centro de todas las miradas de la última Outsider Art Fair de Nueva York y objeto de un reciente monográfico que ha despertado expectación en el mundillo del arte y ha animado a desenmascarar al autor, al que Diamant se ha referido durante meses como The Electric Pencil. “Decidí llamarlo así por la inscripción [Ectlectrc] que aparece en el dibujo 197 sobre una mujer con un ramo de flores, que es probablemente el que mejor define el estilo del artista. Me refiero al detalle de las ropas del siglo XIX, esos ojos desorbitados e hipnóticos que miran al espectador, la necesidad del marco delimitando todo el espacio…”. Nos lo cuenta Diamant en pleno viaje, camino de Missouri, donde va a entrevistar a algunas personas cercanas a James Edward Deeds, del que se ha sabido recientemente que un interno del SLA. “Nuestras últimas pesquisas sugieren que fue ingresado en 1925, cuando sólo tenía 17 años, por amenazar a su hermano con un hacha. Pasó en el centro cinco décadas, de donde lo enviaron directamente a una residencia de ancianos, donde murió en 1983”.
Los testimonios de los familiares y otra serie de allegados serán grabados como parte de un documental, dirigido por el propio Diamant, que trata de recomponer las vicisitudes a las que han sobrevivido los dibujos hasta llegar a una de las salas de arte alternativo de Nueva York, y quién sabe a qué otros museos a partir de ahora. “De momento no puedo adelantar nada, pero estamos negociando algunas exposiciones con museos importantes”.
Lejos de las galerías, The Electric Pencil ha despertado interés en otras disciplinas. Es el caso de la psicoanalista Susan Scheftel, que ha publicado en el Medscape Family Medicine un análisis inductivo de los dibujos en busca de un perfil psicológico y un diagnóstico para su autor, que de momento se debate entre la depresión, el desorden bipolar, el autismo y la esquizofrenia. Scheftel se atreve incluso a traducir algunas de las palabras y frases que acompañan recurrentemente a los dibujos. Según sus teorías, las tres siglas ETC podrían hacer referencia a la terapia electroconvulsiva, más conocida como electroshock, una práctica habitual en los manicomios de Estados Unidos hasta los años cincuenta. Puede que aquellas descargas tengan algo que ver con la extraña energía que desprenden unas pinturas entre prehistóricas e infantiles. Nunca sabremos a ciencia cierta si Edward Deeds fue un demente, un portento o ambas cosas. Pero al menos el arte basura y el arte de la basura no volverán a confundirse.
Texto: Manuel Dallo