Este holandés, nacido en Breda en 1965, lleva más de dos décadas poniendo imagen a la publicidad de prestigiosas firmas internacionales, aunque también es fotoperiodista. Son fotos coloridas y dinámicas que revuelven la realidad con la fantasía y demuestran un perfecto dominio de las tecnologías de postproducción. Pero su trabajo personal no está tan a la vista. Su serie más personal, Arte, conduce a un punto sin retorno: su pasado. Son escenas que han compuesto su vida, y por ello aparecen retratadas las personas con las que la ha compartido.
Su serie Arte la componen unos retratos en blanco y negro muy peculiares. ¿Nos la contextualiza? Son recuerdos. Un especie de diario que pienso hacer durante toda mi vida. Cada foto corresponde a un recuerdo de un momento crucial en mi historia personal. Cada título (una fecha) está conectado con el momento de mi pasado al que se refieren.
En contraste con estas fotografías en blanco y negro, en su trabajo profesional, que fundamentalmente desarrolla como fotógrafo, en general se decanta por el color. ¿Por qué hace esta diferencia? Varío el uso del color o el blanco y negro en función de lo que quiera comunicar con la imagen. Disparo en blanco y negro en especial para mi trabajo personal. En Arte están en blanco y negro, y no están totalmente enfocadas, porque representan recuerdos ubicados en el fondo de mi memoria.
¿Qué se necesita para ser un buen fotógrafo publicitario? Para empezar, es importante disfrutar trabajando con la gente. La comunicación es también fundamental. Se necesita tener un trabajo original, en relación con el de los demás fotógrafos, y de calidad superior a la media. Hay que saber tomar decisiones, dudar es bueno para poder reinventarse, pero hay que decidir si se pretende culminar un trabajo. La constancia es también importante, porque los trabajos no nacen de la nada. Pero lo básico es tener pasión por esta profesión, la más bonita del mundo.
Imagen para campaña de adidas.
¿Retrato de estudio o al aire libre? Me gustan ambas cosas, y sobre todo me gusta variar. Tengo la rutina de hacer un trabajo sencillo en el estudio y algo muy complicado al día siguiente en un emplazamiento de puertas para afuera. Esa es la idea para situarme, la variedad.
Quizá el sello más evidente de sus retratos, así como el de toda su obra, sea la actitud original, abierta a la experimentación. Para imprimir este sello, basa su trabajo en las nuevas tecnologías. ¿Podría obtener el mismo resultado con procesos de producción y postproducción analógicos? He trabajado con procesos analógicos durante veinte años. Pero ahora tengo una cámara digital, que es más rápida y facilita el trabajo, aunque sigo esforzándome en la postproducción. En principio, no debería haber ninguna razón para que el espectador distinguiera si el clic fue digital o analógico.
Jaap Vliegenhart, Butcher’s Secret (El secreto del carnicero)
Entonces, ¿los procesos digitales expanden las posibilidades? El mayor beneficio de hacer una fotografía con una cámara digital es poder comprobar la toma inmediatamente después del instante en que se hizo. En el caso de la fotografía publicitaria, este sistema mejora el seguimiento de todos los interesados en el proyecto de una fotografía para un anuncio (en especial mejora el seguimiento que hacen el cliente y el equipo creativo), porque se puede discutir lo que se precisa para obtener la imagen que se desea.
La publicidad es un pilar básico de la cultura audiovisual. Televisión, cine… Hoy estamos rodeados de imágenes y sonido. ¿Qué opina de la cultura audiovisual? Soy parte de esa cultura y me gusta. Comprendo que desborde a mucha gente porque evoluciona muy rápido. Pero yo pienso en imágenes, así que me siento cómodo con ella, me divierte y me provoca.
Texto: Alejo Pelayo