Todo un clásico del circuito de cantautores de Madrid, Antonio de Pinto, ha grabado su nuevo disco, En mi rincón, en el estudio de su casa de Lavapiés. Lo presentó en directo el 6 de enero en la Sala Galileo Galilei.
¿Eres fetichista al respecto de algún instrumento? De una guitarra española, la primera que me compré, que ya está muy golpeada.
¿Algún objeto que salvarías en caso de incendio? Quizá un cuadro de mi barrio que pintó mi padre. Es la portada de mi disco y es de lo más valioso que tengo.
¿Y alguno que siempre has deseado que te regalasen? Una mesa de pin pon. De pequeño siempre tuve la obsesión de la mesa pero no cabía y era muy cara.
¿Los discos han dejado de ser objetos de deseo? Yo lo veo por mis hijos, no les interesa nada comprarse un disco, lo que quieren es escuchar tal canción. El concepto de álbum, más cuando era un vinilo y lo abrías como una especie de libro, con el CD comenzó a devaluarse. Se ha perdido el concepto de disco objeto.
¿Cuál es ese rincón del que hablas en el título del disco? El mío es mi estudio. Llevo toda la vida en la misma casa y era un cuarto que antes era de paso pero en el que habían ido a parar el piano de mi hermana, que está muerto de risa, y una caja de música. Con el tiempo he montado un pequeño estudio y ahí trabajo y hago todo. Paso muchas horas.
¿Qué crees que debe tener la música? Tiene que ser algo que de repente me pinche, me cambie y sea capaz de moverme hacia algo. No que me deje indiferente o que simplemente haga que golpee el salpicadero del coche a su ritmo. Que me lleve a un territorio en el que conecte más con lo emocional.
Conozco a un cantautor que afirma que se le puede sacar una canción hasta a un huevo frito… Eso me recuerda al rumor que circula sobre Yesterday, que dice que McCartney la escribió con una letra sobre alguna chorrada, entonces Lennon le dijo que cómo iba a desperdiciar ese pedazo de balada y por eso se le puso el rollo sentimental. Esto es una mera anécdota, pero sí, si se tiene habilidad se puede escribir una canción sobre algo banal, otra cosa es que tuviera un valor más allá.
¿Qué es lo mejor que has conseguido gracias a tus canciones? Que conocí a mi mujer en los primeros conciertos que di. Con ella he vivido muchas cosas. Lo de ligar es cierto, lo que pasa en mi caso es que fue a la primera. He conseguido hacer muchos amigos, tener un montón de experiencias, pero sobre todo lo más valioso son las canciones en sí.
¿Sueles tener problemas de inspiración? No. Yo compongo la música en otoño y termino las canciones a lo largo del año. Es de risa pero es cierto, no sé analizar por qué, a lo mejor es porque se me cae la hoja.
¿Te nutres de historias ajenas? Mucho. Pero luego las cuento en primera persona. Considero que para escribir y componer hay que ser un cotilla. Me encanta poner la oreja y cambiarlas luego. Son sus historias, pero llevadas a un punto poético, entonces no tienen por qué sentirse reflejados. Por eso es bueno tener tantos amigos.
¿Sabes si han hecho el amor escuchando tus canciones? Un amigo me lo dijo una vez. Cosa que no le perdonaré.
Texto: Rocío Ponce
Foto: François Baudin