Mónica Runde, Teresa Nieto y Carmen Werner, casi nada, han unido sus talentos para llevar a cabo el espectáculo Cartas al Director, actualmente de gira por España. Hemos querido contar con ellas para que “organicen” la coreografía de baile de nuestra fiesta imaginada. Finalmente no pudimos contar con Carmen Werner, fuera de España el día en que se llevó a cabo la sesión de fotos.
Mónica Runde
(Madrid, 1961)
Modelo por un día pero bailarina toda la vida. Premio Nacional de Danza (2000). Dirige la compañía 10 & 10 Danza, residente en el Centro de Nuevos Creadores de Madrid.
¿Recuerdas la fiesta más divertida a la que has ido? Cuando estudiaba en Francia, tenía un amigo que para sobrevivir cuidaba barcos de multimillonarios. Cada vez que alguno le avisaba de que venía a coger el barco ese fin de semana montábamos dos días antes un fiestón en el barco, desparramábamos todo lo que queríamos. Al día siguiente los mismos de la fiesta lo limpiábamos todo y lo dejábamos niquelado. Esas han sido las mejores fiestas.
¿Qué coreografía propones para que bailen nuestros invitados? Lo que no ves no existe, es uno de mis trabajos que habla de la seducción. En una fiesta eso sería fundamental.
Cada una dirige su compañía. En Cartas al Director, ¿quién toma el mando? Es un proyecto que teníamos muchísimas ganas de hacer las tres. Nos conocemos desde hace más de 20 años y somos colegas. Coincidimos hace unos años en una producción de las que somos las tres históricas que quedan en Madrid. Ninguna ha llevado la voz cantante, hemos tenido un ser humano maravilloso que se llama Mercedes Pacheco que nos ha coordinado y si hubiese habido algún roce pues lo habría solucionado, cosa que no hubo. La producción yo decidí asumirla, pero podría haberlo asumido cualquiera de mis otras dos compañeras.
¿Qué escribirías en una Carta al director de un periódico? Yo pienso que las cartas al director son para denunciar situaciones. Mi carta al director sería la misma que la de mi obra, y es hablar de la realidad de los bailarines de este país. Empiezo mi carta diciendo que llevo treinta y tantos años bailando y me quedan dieciocho para jubilarme, por ejemplo. O que no tengo un convenio colectivo, los bailarines no tenemos ningún derecho laboral.
Los músculos, las articulaciones, los huesos, ¿guardan también recuerdos? Claro que los guardan. Y sobre todo notan el paso del tiempo.
¿En qué lugar de Madrid, sin contar con escenarios habituales, te gustaría bailar? Pues en alguna sala del Museo Reina Sofía. Creo que es un espacio en el que hay ciertos sitios que han quedado muy atractivos para las artes escénicas.
¿Cuál ha sido el momento más extraño que has pasado encima de un escenario? En Cuba. La compañía estaba bailando al aire libre, la humedad era del 90% y según pisó el primer bailarín el escenario patinó y cayó. Todos dijimos ¡uy, aquí hay que ir con mucho cuidado!, pero por mucho cuidado que tuvimos todos fuimos cayendo uno a uno. Aquello era absurdo.
¿Alguna vez te has quedado sin más pasos nuevos? Quizás en la coreografía lo menos importante son los pasos. Es como decir que un escritor se ha quedado sin cuatro palabras y no puede escribir una novela. Las palabras no son fundamentales, lo es la estructura, los personajes, cómo se desarrolla. Pues lo mismo pasa con la coreografía, siempre puedes tirar de pasos que tienes acumulados. Lo más complicado como coreógrafa es hacer el todo. Eso es también muy personal mío, nunca me he encontrado en ese momento. Y si me he encontrado, los bailarines son maravillosos improvisadores.
¿Cuándo podremos volver a verte en Madrid en un escenario? En Cartas al Director en el Auditorio de Leganés.
Teresa Nieto
(Tánger, 1953)
Maestra, coreógrafa y bailarina. Premio Nacional de Danza 2004, de Cultura y tres Premios Max (2007 y 2009), dos por la Mejor Interpretación Femenina y otro por Coreografía avalan su trayectoria. Cofundadora de Arrieritos y Teresa Nieto en compañía.
¿Recuerdas la fiesta más original a la que has ido? Un fin de año que no se parecía nada a un fin de año, era en una masía en mitad del campo en el norte de Cataluña con un grupo de amigos muy locos. Duró varios días, una mezcla de campo, libertad y locura.
¿Qué coreografía propia o ajena propones para que bailen los invitados a esta fiesta? Diría mi obra anterior, De cabeza. No salió solo de mi cabeza sino de la de otros cinco bailarines y ellos aportaron mucho. Es la obra más ecléctica de las que he hecho. Tiene mucha luz, baile, ideas diferentes, loca por unos momentos y por otras más intima, por otros poética, divertida, introspectiva…Hay muchos registros dentro de una misma obra y por eso la destaco.
En Cartas al Director, ¿quién toma el mando? No ha habido mando ninguno. La verdad es que tenía bastante curiosidad por saber cómo iba a funcionar esto. Hasta qué punto se iba a ser tolerante con las ideas y aportaciones. Nos hemos escuchado, lo hemos pasado muy bien. Hemos conseguido crear un espacio de compartir muy agradable, divertido y enriquecedor. Creo que el que vaya a ver el espectáculo lo nota. Hemos conseguido muchísima complicidad entre las tres tanto a nivel personal como en el escenario. Se han creado unos lazos importantes. Ha sido muy fácil.
¿Qué escribirías en una Carta al director de un periódico actual? Lo mismo que en la carta que escribo dentro de la obra. Hablaba sobre la pereza. Es una señora que está ahí instalada en la chepa y que hace más complicado el día a día de esta profesión en la que se trabaja desde las ocho de la mañana hasta la una de la madrugada como estuve yo anoche por ejemplo. A pesar de ella, seguimos aquí currando todos los días pero con otra mirada de madurez. Porque no son sólo los ensayos, hay que crear, dirigir, bailar, producción, vestuario… Y cuando llevas tantísimos años trabajando en esto, pues con la edad hay un poco de desencanto, ganas de tomarse la vida de otra manera. Pero desgraciadamente en esta profesión y en este país no se puede, si uno quiere seguir teniendo una compañía y seguir con sus proyectos hacia delante se tiene que implicar al 100%. Mi vida está hipotecada a mi profesión y no hay otra manera de hacerlo.
¿En qué lugar de Madrid, sin contar con escenarios habituales, te gustaría bailar? Puede que parezca una tontería, en el Teatro de la Zarzuela. Parece un escenario habitual pero no lo es para la danza contemporánea desgraciadamente. He sido coreógrafa ahí, pero no he estado en el escenario.
Tus músculos, tus articulaciones, tus huesos, ¿guardan también recuerdos? Sí totalmente. Sobre todo la musculatura. Cada vez tengo peor memoria para nombres o cosas, pero tengo muy buena memoria corporal, afortunadamente, porque sino sería un desastre. Hay coreografías que aprendí y que no se olvidan, que están ahí, y no están en el cerebro sino en tu musculatura, en tus huesos, en tus sentidos… Escuchas la música y de pronto el cuerpo se mueve solo, hay una memoria impresa en el cuerpo y no solo a nivel de danza sino a todos los niveles.
¿Cuándo podremos volver a verte en Madrid en un escenario? A finales de noviembre que viene tengo el preestreno de mi nueva obra en Fuenlabrada, La Mirada. El año que viene, empezaremos una gira con ella por la red de teatros de la Comunidad de Madrid.
Texto: Alma Blanco
Créditos editorial de moda:
Fotos: Luis Gaspar (luisgaspar.com)
Realización: Virginia Luengo Aboin (fotosessions.es)
Estilismo: Marian Beigbeder (marianbeigbeder@gmail.com)
Maquillaje y peluquería: Rhitina para Mac
Agradecimientos: Matadero Madrid y María Díaz
Foto 1: (arriba y sumario) (izda. Teresa Nieto) Vestido de Hoss Intropia · Peep toe de Maria Maré · (drcha. Mónica Runde) Top de seda de Manoush · Pantalón pitillo de Hoss Intropia · Zapatillas de Converse.
Foto 2: (Teresa Nieto) Cazadora jean de Levi’s · Vestido de volantes de Manoush · Zapatillas de Converse.
Foto 3: (Mónica Runde) Top de seda de Hoss Intropia · Pantalón de Manoush · Zapatillas de Converse.
Foto 4: (Mónica Runde) Camiseta de Lebor Gabala · Polainas coral de Manoush
Foto 5: (Mónica Runde) Vestido de lentejuelas estampado de Manoush · Pantalón pitillo de Hoss Intropia · Zapatos de Rutzou.
Foto 6: (Teresa Nieto) Cazadora de cuero de Levi’s · Pantalón-baggy de Rutzou · Pañuelo estampado colocado a modo de top de Rutzou · Zapatillas de lentejuelas de Converse