“Una comedia romántica sobre el fin del mundo”. Así define Nicolás López (Santiago de Chile, 1983) su película Santos, un cómic-book disfuncional con superhéroes achaparrados, universos paralelos y mucho cachondeo. El cineasta es, según la revista Variety, “el posible sucesor de Guillermo del Toro”.
Camiseta ancha con smile de Watchmen, panza palomitera, entradas segadas por una intensa actividad neuronal y gafas de pasta. Si existiera el Decálogo del Freak, él sería su perfecto prototipo. Columnista del diario El Mercurio a los 12 años y cortometrajista de los elocuentes Pajero y Florofilia, resulta fácil adivinarle una adolescencia solitaria al precoz genio que, tras la imperfecta comedia teen Promedio rojo, es la esperanza latina que Hollywood corteja. Charlar con él en el Room Mate Óscar de Chueca, aparte de un contraste surrealista, es un acelerado y apasionado rosario de referencias pop.
¿Qué es eso del Dobleverso? Santos surge de una pregunta: ¿De dónde vienen las ideas? Imaginé una dimensión paralela llamada Dobleverso que en algún momento se unirá a la nuestra. De ahí vienen mensajes que los autores de cómics y cine de género interpretan para advertirnos de algo. Otra idea es: ¿Qué pasa cuando a un autor se le aparecen sus personajes? Si Spiderman comenzara a salvar gente tirando telarañas por los edificios de Chueca la policía le mataría a tiros. Quería un universo realista en la que un superhéroe más parecido a mí que a Keanu Reeves ha de salvar el mundo.
¿Te molesta el término freak? No, me gusta, lo acepto y apoyo. El término friqui sí, porque es condescendiente. Un freakfreak es una persona que tiene una pasión por una cultura determinada. Pero, ¿Qué es una película ? ¡Sangre de Mayo es una película freak! Santos está más en sintonía con lo que ve el espectador mundial, tiene más que ver con Indiana Jones y Star Wars.
Como en Los Increíbles de Pixar, hay una desmitificación posmoderna del concepto de superhéroe desde el amor al género. A Chile me llegan muchas influencias que hacen de Santos algo especial y posmoderno. Me gusta la mezcla de géneros de los mangas: del western y la ciencia-ficción pasan a una love story gay. Y de películas coreanas como Old boy, de Park Chan-wook. Cuando vi The Host, de Bong Joon-Ho, flipé, porque más allá de los efectos hay alma, personajes y emoción. Para Santos tengo una trilogía fundamental: Cazafantasmas, Regreso al futuro y Gremlins, que mezclaban comedia con ciencia-ficción y terror.
Su futuro pinta prometedor. Ha escrito un guión para Salma Hayek. Pero antes quiere rodar Providencia, “un musical puro sobre un director que invierte siete años en hacer una película de ciencia-ficción y se queda sin presupuesto”. Es decir, otra pieza más en su autobiografía de ficción.
Como Nacho Vigalondo, él pertenece a la generación de directores hispanos que ha relevado a la que surgió en los 90. “El día de la bestia, Torrente y Abre los ojos son fundacionales para el cine de género en mi idioma”, confiesa López. “Sin ellas no me hubiera atrevido a hacer cine”. Aunque están igualmente influidos por el cine comercial del Hollywood de los 80. “Uno siempre replica su infancia. Yo comí todo eso, hice una digestión rarísima y cagué Santos. Por lo que, literalmente, es un truño”, dice el chileno, “un cinépata” declarado. Aunque en ellos asoman otros rasgos generacionales: son fans por encima de todo, no ponen fronteras y usan las nuevas tecnologías para el contacto directo con su público. “Cuando dejas de ser fan la cagas”, puntualiza. “Porque sabes que un blog o una camiseta es un pequeño regalo. Yo no estudié cine, mi educación fueron los audiocomentarios de los deuvedés y los diarios de rodaje de El señor de los anillos. Por eso subí los míos [www.dobleverso.com], porque es un acto de entrega, crea comunidad. Y me encanta el merchandising porque un muñeco prolonga la magia de la película”.
Lo del fin del mundo, ¿Es sólo el contexto o una obsesión? Me obsesiona muchísimo. Santos es una ucronía en la que el mundo se acaba en el 2012. Creo que pronto habrá un cambio heavy. Y, aunque suene a canción de Abba, la salvación estará en la gente que cree en la belleza de los sueños. El amor es la fuerza más poderosa.
Tarantino, de la Iglesia, del Toro o Jodorowsky hablan maravillas de ti. ¿Cuál es tu ideal de carrera? La de Guillermo del Toro: hay películas para cada mercado. Y como Peter Jackson en Nueva Zelanda, me gustaría armar unos estudios en Chile. Producimos 30 películas al año porque tenemos muchas ganas. E involucrar a España, un país muy freak con subvenciones y productores que arriesgan. Y a EEUU, unos genios de la distribución y el marketing.
¿Desaparecerá el celuloide? El 70% de la producción de Chile es en HD. Hay que estar loco para rodar en 35 mm. Es el futuro. Youtube es un canal increíble de distribución porque la reacción es instantánea. El problema es que usamos la tecnología para el porno y vídeos idiotas.
Texto: David Bernal
Foto: Nicolás López en el rodaje de Santos