Suman cincuenta dedos, aunque en el título de su disco restan cuarenta, Ten Fingers. Son cinco, Neevy, Dylan Compta, Carlos Muñoz, Tobe Picante y Christian J.F. pero para nombrar a la banda han escogido sólo un nombre, J.F.Sebastian, (el maestro creador de replicantes de Blade Runner) y en una de sus canciones, No Mercy, añaden el de Leonor Watling. La Cultura hecha a mano cobra sentido de principio a fin en el proyecto de presentación de esta banda madrileña.
Christian dice que sus manos le parecen «la mejor agenda del mundo. Si te escribes algo ahí, no se te va a olvidar. Si es algo urgente te lo apuntas en la mano, y si estás con alguien de confianza lo va a entender». Al mirarle comprobamos que aquello es como un post it infinito, «Tengo ahora cosas apuntadas de ayer noche». Queda claro que las utiliza no sólo para hacer música, aprehender o tocar, «además dicen mucho más de lo que creemos, gestualmente, en la forma, cómo las utilizamos, cómo agarramos las cosas, cómo acariciamos, cómo escribimos… Con ellas, hacemos muchas más cosas de las que pudiéramos pensar en un primer minuto.» Entre ellas, bailar porque así lo citan cuando hablan de su música haciendo referencia a los recuerdos de cuando eran niños «bailar no sólo con el cuerpo y los pies, también con las manos; jugar como un mimo».
Se trata de un acercamiento al Folk americano con matices pop y rock, una especie de pop muy artesanal; «En principio de lo que nace cualquier composición es de algo más básico como una melodía de voz, de unos acordes. Cualquier canción, incluso de la más electrónica se puede hacer una versión acústica y no pierde la esencia, sigue teniendo la personalidad inicial». Si bien, ese carácter templado que tienen las canciones en el disco adquieren otro cariz en el directo: «son mucho más salvajes porque llegan momentos de intensidad y en los ritmos muy rápidos parece que ese instrumento de madera que tienes ahí se va a romper en pedazos entre los brazos».
«Las manos dicen mucho de nosotros, gestualmente, en la forma, cómo agarramos las cosas, cómo acariciamos, cómo escribimos…»
Curiosamente, todo en su música está vinculado a las manos y a los dedos, desde el título del disco y una de sus canciones hasta los instrumentos que utilizan y la manera de ejecutarla…, «todo lo hacemos con las manos, todo lo que suena son cuerdas pulsadas con los dedos, no hay pedales, ni transformadores, ni electrónica,…, son muy artesanales, podemos ensayar en el salón de mi casa sin molestar mucho a los vecinos porque son todos instrumentos con caja acústica, no hay que enchufar nada».
Referencias a la música hecha a mano también porque JF Sebastian se han auto producido su primer disco y lo han editado en su propio estudio de casa, aunque la elección no ha sido del todo voluntaria, porque como cuenta Christian «Está la idea romántica de que lleguen y te digan: me encanta lo que haces, te voy a hacer una estrella. Luego te das cuenta de que no hay que dejar de trabajar. Al final, lo consigues con la ayuda de una distribuidora, de conciertos,…pero no dependiendo de una persona que ha apostado por ti. No creo en eso. Creo más en trabajar y en hacer muchos bolos. Lo hemos hecho todo poquito a poquito».
Texto: Mónica Caballero